1. Rocksound


    Fecha: 28/11/2019, Categorías: Masturbación Autor: queenofthorns, Fuente: xHamster

    ... no sé bien cómo pude colocarme delante de él, presionando el culo contra su paquete para decirle bajito al oído aprovechando un solo de guitarra: Pues me encantará descubrir cómo se sintió aquella groupie, pero a falta de pez me prestas tus dedos.No hizo falta mucho más. Notaba la barra del bar presionando contra mis costillas, su mano deslizándose por la cinturilla de la falda y separando la braga de la piel del pubis y dos dedos rozando los labios de mi coño, ya totalmente empapado. Separé las piernas para que tuviera un fácil acceso y cuando apretó entre sus dedos el clítoris tuve que morderme los labios para no comenzar a gemir. Mi culo respingaba contra su paquete y notaba una erección importante, pero en ese momento lo que quería más que nada en el mundo era que me follara con los dedos mientras terminaba la canción y comenzaban a tocar los primeros acordes de Dazed and Confused. Cerré los ojos y me concentré en mover las caderas al compás de los movimientos de sus dedos, que ya daban buena cuenta del orificio de mi vagina, pero sin entrar del todo. El muy cabrón me estaba haciendo agonizar de placer, y cada vez que se quedaba a las puertas de deslizar los dedos dentro de ...
    ... mí, paraba y los sacaba, al compás de los gemidos del cantante y la batería. Putos Led Zeppelin, que parece que follan como a****les en cada canción. Le dejé hacer porque pese a estar casi a punto de correrme, me encantaba la sensación de dejarle controlar mi orgasmo al ritmo de la música. Ahora un poco más lento, pero sin parar de hacer círculos sobre el clítoris, con lo que cada vez que lo presionaba yo notaba pequeñas descargas en la base de la espina dorsal. La música seguía y sus dedos no paraban. Yo en este punto sólo pude enterrar mi boca contra su cuello y ahogar mis gemidos contra su piel. Creo que fue en aquel momento cuando sus dedos se deslizaron de manera brusca dentro y de la fuerza yo estaba casi de puntillas, arañando la madera de la barra y sintiendo como mi vagina se contraía sin control sobre sus dedos. Los dejó dentro hasta que pararon los espasmos, y yo volví a tener una respiración normal, aunque seguía con temblores en las piernas. Me giré para situarme frente a él y darle un largo beso, deslizando mi lengua en su boca para acabar mordiéndole el labio inferior y susurrarle un Gracias que quedó sepultado en un aplauso que en ese momento recibían los músicos. 
«123»