1. Mireia en família


    Fecha: 02/12/2019, Categorías: Incesto Autor: IncestLover84, Fuente: SexoSinTabues

    ... la boca jugosa y las lenguas se reprodujeron en fuegos y lavas ardientes. En tanto el sexo de el padre chocaba con los labios de la vagina que despedía jugos por todos lados. Las manos del hombre apretaron las nalgas duras y jóvenes y se extasió. Las pellizcó y ella disfrutó con sus nalgas enrojecidas. Los besos fueron interminables. Lentamente mientras esto ocurría la verga fue resbalando hacia el interior de la cuevita de Mireia que gemía y lanzaba bufidos, asemejándose a una máquina de vapor. Los amantes hundían sus lenguas por los recovecos que encontraban. Los dedos del padre resbalaron instintivamente hacia el agujero apretadito de Mireia que se dejó hacer. Se abrió como una flor y dos dedos entraron en su orificio y exclamando un grito placentero que retumbó en la casa desierta. El bombeo del hombre se aceleró por la tremenda calentura y mordió el cuello de la chica que jadeaba como en un sueño lejano. La cabalgata se frenó y quedaron unidos un momento como buscando aire. El padre se metió un pecho de Mireia en la boca y lo succionó apasionadamente. En tanto el sable latía fuertemente en el interior de la chorreante concha. El hombre mordía los pezones rosados de la chica. Alternaba el izquierdo y luego el otro y viceversa. Los grititos de Mireia se hacían cada vez más fuerte. Todo era motivo de goce. Disfrutaba de esa cogida como nadie. El hombre salió de la funda y se subió a la espalda de la chica. Fue besando los hombros y fue bajando y bajando hasta morder las ...
    ... nalgas, las besó y entró con su aguda lengua en el túnel deseado, lo lamió y ella se entregó un poco más. La lengua se hundía sin remedio en el anillo que abría y abría el camino. Apoyó la cabeza en la entrada y empujó despacio ella se retorció pero se incrustó un poco más. Busco con su culo precioso la daga que se le hundía en la carne cavernosa y roja y gritaba suave, le dolía, pero no quería que pararan de cogerla por el culo. Entró centímetro a centímetro. Llenó por completo el apretado lugar. El hombre se sacudió, se retorció unos minutos y largo la leche inundando el culo perfecto de la hija que lloraba de dolor y de placer. Mientras casi desfallecía en un grito lleno de gloria y ardor. El hombre quedó mordiendo el cuello, marcándolo, besándolo con ósculos pequeños y altisonantes. Ella estaba quieta. No quería que el aparato saliera de sus entrañas. Sentía que el líquido le chorreaba por las piernas. Un manantial inagotable, y ella lo gozaba sin pensar en nada, enfermiza, perversa, casi loca. La verga se iba desinflando aunque no era tarea fácil. El hombre estaba lleno de deseo y calentura. Nunca había pensado en acostarse con su hija, pero lo consideraba un regalo de la vida. Cuando por fin salió de la cola de la hija, el hombre se sentó apoyado en el respaldo de la enorme cama. Mireia apoyó la cabeza en el pecho velloso del padre. Lo acariciaba por momentos. Por momentos besaba y jugaba pasando la lengua en una tetilla y luego en otra. El hombre no podía pensar en nada, ...