1. Terapia: Tercera parte


    Fecha: 04/12/2019, Categorías: Infidelidad Autor: Crusnik, Fuente: CuentoRelatos

    III
    
    Siguieron conversando en el sofá, Silvana le había ofrecido a Marina una taza de té como de costumbre. Al cabo de un rato la puerta de la habitación contigua se abrió sin que Marina se percate, de esta salió su hijo el cual se acercó por detrás y empezó besando su cuello. Se asustó pero su asombro fue mayor cuando vio que se trataba de su hijo. Estaba en shock y su cuerpo se congeló, no podía moverse.
    
    ―M: ¡Detente, por favor hijo! –al decir esto su hijo pasaba sus manos sobando sus tetas por encima de su ropa. Mi madre vestía una blusa ligera y una falda holgada por el calor del verano. Sentí a sus pezones ponerse erectos.
    
    ―S: ¿De verdad quieres que se detenga? Sé que te gusta lo que te hace. Creo que te estás calentando. Sabes, tú bebida tenía dos afrodisiaco amazónicos: puzanga y yombina. –Ella sabía de esos afrodisiacos, una tía suya solía llevarla allí cuando era niña. De la cavidad vaginal de mi madre la humedad empezó a asomarse.
    
    ―A: ¡Mamita linda! Yo te quiero mucho y quiero hacerte muy feliz. Sé que no has tenido un hombre en mucho tiempo. –una de sus manos había bajado a su pierna, subiendo por sus muslos y hurgando entre sus faldas.
    
    ―M: Eres mi hijo. No debo –entre jadeos. Su calzón se empezó a humedecer. Levanté su vestido y deslicé su calzón por sus piernas dejándolo en uno de sus tobillos. Estaba empapado.
    
    ―A: Mamá, quiero que te grabes bien esto. De ahora en adelante serás mi mujer…. Serás solo mi hembra. –abrí completamente su blusa, ...
    ... bajé su sostén hasta su estómago y empecé a jugar con sus grandes tetas y pezones.
    
    ―M: ¡No! Soy tu madre –parece que su moral luchaba con sus instintos. Mientras jadeaba por las caricias que le propinaba.
    
    ―A: ¿Te gusta lo que te estoy haciendo? –Metí un dedo dentro de su coño, luego haciendo lo saqué y empecé a hacer círculos por la parte externa de su vagina.
    
    ―M: Sí, por favor sigue.
    
    ―A: Desde ahora eres mi puta y solo disfrutarás de mis caricias. –tocando su pubis peludo y haciendo círculos en su coño. Estaba apretando mis dedos y no podía mucho por la prenda, pero mi madre se retorcía de placer— Apuesto que haz de sentir rico que te lo frote. ¿Se siente muy rico verdad mamá?
    
    ―M: Hijo, estoy muy caliente, ¡Siento que explotaré! –Nalgueé a mi madre fuertemente.
    
    ―A: ¡Muy bien, puta! –Coloqué a mi madre en cuatro, quité su falda. Su coño era estrecho y rosado, con mucho vello púbico. Escupí en su coño y mis dedos, metiendo un dedo, luego otro. Su piel tersa y clara por no broncearse en mucho tiempo.
    
    ―M: Amo eso se siente muy rico. –La vagina de mi madre estaba goteando. Muy empapada. Lamí su coño con mi lengua, su sabor era salado y su olor a mar era muy fuerte, pasando a lamer también su ano, de sabor agrio— ¡Vas a hacer que me chorree!
    
    ―A: Cuando termine contigo vas a convertirte en una mujer pervertida –Su vagina es lascina, el vello púbico se empapó, su culo se contraía.
    
    Serás mi esclava ¿Quieres ser mi esclava sexual? –Seguía magreando su coño y ...
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