Terapia: Tercera parte
Fecha: 04/12/2019,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Crusnik, Fuente: CuentoRelatos
... sobando sus tetas y estómago- ¿Dónde se siente bien, esclava?
―M: ¡En mi vagina y en mi culo! ¡Ahh! Mi vagina.
―A: ¡Qué vagina tan lasciva! ¡Aún no te he clavado y aún así te viniste!
―M: ¡Me estoy viniendo! –Me quité el pantalón. Ya tenía una erección de burro.
―A: Vas a sentir tan bien que vas a venirte de inmediato. –Sobé la cabeza de mi pene por la entrada de su coño— Cuando meta mi verga se sentirá mejor que cualquier otra. Ahora voy a metértela, mamá.
―M: ¡Ahhh cógeme! Sigue clavando mi vagina, el coño de tu madre.
―A: Tu coño es increíblemente apretado, mami ¿Te gusta? –dije con voz sarcástica.
―M: ¡Ahhh! ¡Me vengo! Tu padre nunca pudo entrar tan profundo en mí como tú. ¡Ohhhh! ¡Así bebé, voy a venirme! Voy a venirme Iván, vas a hacer a mami venirse.
―A: Tu coño y mi polla están temblando. –Le susurré al oído mientras le metía la lengua en su oreja, siguiendo en la posición del perrito.
―M: Bebé, estoy muy caliente, siento que explotaré.
―A: También voy a correrme, madre-esclava.
―M: ¡Qué rico cariño! ¡Ahhh! Podemos venirnos juntos… ¡Me vengo! –el coño de mi madre parecía una fuente, mientras espasmos convulsionaban su cuerpo hasta que se calmó. Su pecho subía y bajaba por su respiración acelerada hasta calmarse. Una terrible sensación de tranquilidad invadió todo su cuerpo. Por mi parte, se la saqué y me fui delante de ella, sus pechos y su cara estaban en el piso, al levantar su mirada vio mi pene erecto delante de ella.
―A: Ya no ...
... puedo parar, mamá. ¡Vamos ahora chúpamela!
Ella empezó a mamar, su cuerpo estaba cubierto de fluidos, fluidos vaginales, baba, lágrimas y sudor. Era su primera mamada –No eres más que una puta cerda.
―M: Soy Marina, tu puta –respondió, sacándose el pene y pajeándome, para volvérselo a meter. Me corrí en su cara, el semen caía de su boca, era mucho, tosió y caía junto con su baba deslizándose por su cuello y pechos.
Su respiración se agitó hasta calmarse. Senté a mi madre en el sofá con las piernas abiertas y la dejé descansar. Después de todo tendría mucho tiempo para cogerla y entrenarla en las artes amatorias.
Mientras todo esto pasó, Silvana se había sentado en el sillón y se masturbaba frenéticamente. Me coloqué boca arriba y mi madre estaba sobre mí clavada por mi pene, aunque ya estaba un poco flácido luego de tremenda corrida, unidos por nuestro sudor y fluidos, nuestros cuerpos pegajosos y brillantes de sudor.
―A: ¿Qué hacemos con ella, mami?
―M: ¿Qué quieres hacer, mi amor?
―A: Podemos llevarla a la casa. Gianina (mi hermana) necesita una mascota y aceptar nuestra nueva vida.
Me acerqué a ella y me pose de costado, como en posición de cucharita. El roce de su cuerpo, el olor de su piel. No pude evitar tener una erección. Mi madre la sintió porque su cuerpo se erizó, pasé mis dedos por su piel, jugar con su ombligo, bajar jugar con sus pezones hasta que se pusieron duros mientras mordía ligeramente su cuello. Con mi otra mano mis dedos hacían ...