1. Bien caliente y bien domado


    Fecha: 05/12/2019, Categorías: Incesto Autor: axel, Fuente: CuentoRelatos

    ... reía y la insultaba, y ella más cintazos me daba riéndose por demás feliz. Una naciente felicidad erotizante en esa paliza que la María me empezaba ahí a dar, estaba naciendo en mí... ¡Sí!
    
    Todas reían soltando las carcajadas y saltaban eufóricas y aplaudían y bailaban alzando los brazos, y todo eso aderezaba esa cosa como endemoniadamente excitante que me iba rellenando por dentro de un placer que me estaba empezando a nacer con fuerza masoquistamente creciente. La María, advirtiéndolo, más reía, y me dirigía las más candentes miradas cómplices como diciéndome con la mirada, que ya estaba yo atrapado por ella en "esa cosa", y que me gustaba y no podía ocultarlo.
    
    Le bastaba la mirada a la María, para hacerme entender eso. Y reía con la más pícara y socarrona risita, y yo se la devolvía riéndome y llorando "derrotado"... "vencido"... ¡DOMADO!!!
    
    Entreveraba yo llanto y risa, y la insultaba en la más inconvincente manera insultante, que no era sino complicidad aún más excitante para ella. Los cintazos... sonaban en mi desnudez caliente.
    
    Por fin, satisfecha con la paliza que me había propinado, me empuja haciéndome caer al pasto, y comienza a manosearme entero haciéndome las más atroces cosquillas por todo el cuerpo sintiendo yo todos sus dedos recorrerme a su antojo no pudiendo impedir en absolutamente nada su hacer, haciéndome gritar y gemir desesperado y retorcerme inútilmente sintiendo sus manos toquetearme todo y manosear mis huevos y mi verga provocándome con ...
    ... ello una electrificación total de mi ser que enloquecía en esas cosquilleantes sensaciones enloquecedoras mientras ella reía como cochina. Todas las demás, eran un permanente coro de femeninas carcajadas grotescas festejando lo que la María me hacía.
    
    Chantajeándome con darme un respiro en aquella tortura si le obedecía sus órdenes, inmediatamente me hizo decirle que sí diciéndoselo cien veces seguiditas así bien ligerito, riéndose más aún, y comenzando a decirme mientras se iba descalzando...
    
    -"Vas, a lamerme los pies!!!"
    
    Inmediatamente colocó sobre mi cara una de sus plantas bien sudaditas y olorosas... y mi lengua... ¡empezó a lamer! Lo confieso: nacía también ahí en mi... ese delicioso placer de lamerle los pies a una chica.
    
    Mi verga estaba ya en un punto máximo de excitación erectil desmesurada, y la María la miraba riéndose, en la más triunfal de las felicidades conquistadoras.
    
    Sí: La María... ¡me había domado por completo! Ya, era yo, cosa de ella.
    
    Gemía yo mientras lamía sus sudados pies y suspiraba delatando mi placer total, y reía ella mirándome y mirándola yo como embobado de felicidad... pero en el ambiente, una tormenta con aguacero ya inminente, iba a comenzar en cosa de segundos tal vez.
    
    -"¡Vayamos hasta las grutas ahí en los roquedales a guarecernos!!!" -Exclamaron las chicas, y, de inmediato, decidieron ayudarme a ir con ellas más rápido, agarrándome de brazos y pies llevándome corriendo para llegar a aquellas hondas cavernas donde a tiempo ...