D O Ñ A S O L E
Fecha: 11/12/2019,
Categorías:
Hetero
Autor: Barquidas, Fuente: SexoSinTabues
... en ello iba “sobrao”, como ahora se dice, sino porque no me salía de los “cataplines” abrir un libro… Y menos, aparecer por la Universidad… Y me dije, aquella tarde-noche, que eso tenía que terminarse… Tenía que acabarse lo de ser un “niñato”, un “mocoso” irresponsable… Pero lo malo era que por el camino del estudio, a qué engañarse, Dios no me había llamado, pues era incapaz de estar horas y horas ante un texto que no me interesara… Que me aburriera… Otra cosa era con lo que me gustaba, a saber y como aquél que dice, en exclusiva, la Historia; Historia militar exactamente y, en especial, española… En ese aspecto, no solo no me costaba nada estar leyendo horas y horas, sino que, además, tenía, tengo, algo así como “memoria fotográfica”. En fin, que me planteé variar el rumbo de mi vida en 180º, buscando un porvenir, a corto plazo, en el plano laboral. Por aquellos años sesenta, y 1960 no era excepción, encontrar trabajo era fácil: En general, bastaba con querer encontrarlo… Y así, en menos de una semana empezaba a trabajar, como aprendiz de dependiente en un comercio de tejidos El dueño de la tienda también tenía funcionando, unos portales más abajo, una fabriquita de confección: Camisas de caballero, blusas de señora, pantalones y ropa de trabajo: Monos, petos, camisas y pantalones azules de mecánico, que, con el tiempo, para mí, sería de capital importancia En fin, que así andaba, a mi aire y un tanto reconciliado, no sólo conmigo mismo, sino con mi casa. En principio, a ...
... mi madre casi le da el soponcio ante el hecho de que su “niño” renunciara al “brillante” futuro de abogado pero a mi padre le pareció de perlas eso de que dejara de hacer el vago, dejando pues de gastar inútilmente dinero en matrículas, libros etc. , y así logró metérselo a mi madre en la cabeza. El sueldo era muy bajo, seiscientas “pelas” al mes, pero daba para pagarme mis “vicios”, fumete y salidas con los amigos al cine, de vinos… Pero las tardes del domingo evitaba ir de reunión o guateque… Empecé a irme a los toros cada domingo, vieja afición en mí… Y luego, a veces, me dejaba caer por la casa donde se diera el guateque… Pero estas veces eran muy, pero que muy pocas, y siempre que no fuera en la casa de Pablo. En fin, que lo normal, al salir de los toros, era quedarme por los bares de la zona de Ventas, viendo fotos y carteles de toros y toreros y oyendo conversaciones sobre toros mantenidas a mi alrededor, en voz alta… Así fue pasando el tiempo, conmigo emperejilado en mi trabajo, tratando de ser útil y, sobre todo, aprender, y aprender y aprender… Eso, también se traducía en que a casa llegaba cada día bastante tarde, nunca antes de las nueve de la noche y con no poca frecuencia bien pasada esa hora, hasta hacérseme más de un día y más de dos las diez y pico de la noche… Y es que, en aquellos tiempos, para quienes trabajábamos en el comercio, se sabía a qué hora se entraba, pero no a la que se salía porque, al cerrar al público, había que adecentar la tienda para poder ...