1. D O Ñ A S O L E


    Fecha: 11/12/2019, Categorías: Hetero Autor: Barquidas, Fuente: SexoSinTabues

    ... pues de salida contaba con una nada despreciable cartera de clientes fijos, hechos a comprar a la empresa cada temporada de verano e invierno, cartera que desde el primer momento me apliqué en ampliar, por la cuenta que me tenía. Mi paso o ascenso a agente de ventas, implicaba la rescisión del contrato de trabajo, bajo el Régimen General de la Seguridad Social, como trabajador por cuenta ajena a sueldo fijo mensual, por un contrato mercantil que oficialmente me hacía autónomo por cuenta propia, lo que significaba perder los ingresos fijos, sustituidos por un tipo de comisión sobre ventas, pelado, mondo y lirondo. Pero salí ganando, pues eso de vender se me empezó a dar de maravilla desde el primer día; vamos, que tal cual parecía que yo había nacido para eso, para vender… Luego, con el tiempo, vinieron más casas representadas; una fábrica de sastrería de caballero, trajes, americanas y pantalones sueltos, de los llamados de “sport”, abrigos, etc. ; otra de exterior de señora, vestidos, conjuntos de blusa o chaqueta y falda, también abrigos… Y otra, de lencería interior de señora y bañadores… Pero ya digo, eso vino con el tiempo, pues de momento sólo contaba con esa primera firma, que la verdad es que no estaba nada mal, se vendían bien sus fabricados y, desde el primer momento, mis ingresos regulares subieron bastantes enteros… En promedio, limpias, descontados gastos, que eran muchos, pues para empezar tuve que comprar coche, el primero de mi vida, un Renault 4L, un ...
    ... “cuatro latas”, como jocosamente se le llamaba, entre las cuatro y cinco mil, más del doble de lo anterior. Pasaron mis veintitrés años, cuando comencé a vender, y los veinticuatro iban ya dejando atrás su meridiano cuando sucedió lo que, de verdad, cambió mi vida en el plano personal. Al atender la zona sur de Madrid, también trabajaba mi antiguo barrio, donde aún vivían mis padres, calles de Narváez, Ibiza, Sainz de Baranda, Menorca, Doctor Esquerdo, Menéndez Pelayo, O’Donell, Goya… Pero al ir por allí siempre lo hacía en tensión, temiendo el retorno del pasado… Volver a ver a Dª Sole… Me encontré con alguno de mis antiguos amigos; nos saludamos, nos abrazamos… Y nos separamos, pues nada del ayer existía ya… Éramos unos extraños, ellos para mí, yo para ellos… En más de una ocasión llegué a ver a Pablo, pero hice lo posible para que él no me viera… En absoluto me apetecía volver a encontrarme con él… Fue una tarde del “Ferragosto”, como los italianos llaman al octavo mes del año, de 1964, bien pasadas ya las ocho de la tarde; acababa de atender al último cliente de la tarde y día y salía de la tienda cargado como una mula con las dos maletas del muestrario y la cartera de los libros con la descripción de los modelos, cartas de colorido y libro de pedidos, rumbo al coche, cuando me la encontré, de sopetón, frente a mí, a no tantos metros. Era ella, Dª Sole. CAPÍTULO 2º De momento nos quedamos parados; yo no me esperaba verla y, al parecer, tampoco ella a mí, pero al momento se le ...
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