La dulce Julia, buena esposa y madre
Fecha: 13/12/2019,
Categorías:
Lesbianas
Autor: Gab, Fuente: CuentoRelatos
... subir a acostar a la niña.
Yo me quedé ahí sentado perplejo, mirando al suelo. Ni siquiera le miré el culo y tetas mientras se dirigía a la escalera. Como dije antes, la realidad es diferente a la fantasía. En la realidad, estaba nervioso, me entró miedo. Esto era un error. Un minuto después reaccioné, y pensé que lo mejor era irme.
Subí las escaleras para decirle a Julia que me iba. Desde las escaleras dije en voz medio baja que me iba. Su voz salió de la habitación que sus dos hijas compartían:
-espera! Ven un momento.
Terminé de subir las escaleras. La puerta del cuarto de las niñas se abrió, y salió Julia, cerrándola detrás. No solo seguía desnuda de cintura para arriba, sino que además se había quitado el pantalón y solo llevaba puesto un culotte rosa de encaje precioso, que dejaba ver sus bonitas y tersas piernas. Se quedó ahí de pie mirándome, y yo también. Los segundos que pasaron, los dos mirándonos, parecieron eternos. De repente se abalanzó sobre mi, rodeando mi cuello con sus brazos (como pudo, le sacaba una cabeza) y me plantó un morreo en la boca. Inmediatamente la cogí del culo, y ella subió sus piernas rodeándome la cintura.
La lleve así a su habitación, y la puse en la cama. Me quité la camisa, quería sentir esas tetas desnudas en mi pecho. Me tumbé encima de ella y continuamos besándonos como locos. Entonces Julia bajó sus manos y empezó a desabrocharme el cinturón y pantalón. Estaba desbocada, no conocía a esta Julia.
Me bajó el ...
... pantalón y tardó medio segundo en meter la mano en mi bóxer, y rodear mi polla (que ya estaba bien dura) con su mano. Mientras nos besábamos, empezó a pajearme a un ritmo intermitente. Yo le manoseaba las tetas. Eran suaves, llenas, voluminosas, me volvían loco, de las mejores tetas que había tocado, si no las mejores. Bajé una mano y empecé a tirar del culotte hacia abajo, me incorporé y terminé de quitárselo.
Aquí tenía por fin a la dulce Julia, buena esposa y madre, tumbada delante de mí totalmente desnuda. Tenía el coño completamente depilado, ni una tira de pelo siquiera. Me fui hacia abajo. Ella lo entendió y abrió sus piernas. Empecé a chuparle el clítoris, poco a poco. Estaba mojadísimas. Chupé y lamí, mientras jugaba con mis dedos en su coño y acariciaba sus piernas, tripa, y extendía mi otra mano para jugar con sus pezones. Usé mis mejores técnicas, y disfrutaba al oír cómo sus gemidos se iban haciendo más fuertes. Tras solo cinco minutos, tuvo un orgasmo brutal, apretó con sus piernas y casi se puso a llorar de placer.
Una vez terminado, me puse de pie al borde de la cama, Julia se sentó delante de mí y me cogió la polla. Se quedó un momento así, mirando mi polla fijamente. Podía imaginar lo que estaba pasando por su cabeza. Julia y Luis se habían conocido hacia 10 años. Y pondría la mano en el fuego, que esta era la primera vez que le era infiel.
Entonces abrió su boca e introdujo lentamente mi polla dentro. A la mitad, cerró sus labios. Empezó a chupar, ...