1. Noches mágicas


    Fecha: 13/12/2019, Categorías: Gays Primera Vez Autor: SirLawrence23, Fuente: xHamster

    ... aunque no tenía que mad**gar, le dije que me iba. Él insistió en acompañarme y me acercó con el coche hasta la puerta de casa. Al llegar quise ser amable por última vez y le invité a entrar a tomar la “penúltima”. Aceptó sin dudar y aparcó el coche. Hasta entonces nuestra relación había sido de lo más normal. La cosa cambió cuando al servirle la copa algo de contenido se derramó en la mesa. Se mojó los dedos y pasándolos primero por sus cabellos y luego por los míos me deseo salud. La forma en que lo hizo albergaba algo más que el deseo de salud. Algo cambió en ese instante. El gesto había sido sutil, pero algo hizo crack en mi interior y un hormigueo recorrió mi cuerpo de arriba abajo. Cerré los ojos y respiré profundamente. No sabía en qué podía acabar aquello, ni podía presuponer las intenciones que llevaba mi acompañante, pero si eran las que imaginaba, se abría ante mí la posibilidad de hacer realidad una de mis fantasías más escondidas: tener una relación sexual con un hombre. Más de una vez había fantaseado con tener una polla que no fuera la mía entre mis manos, poder chuparla, saciarme de ella y notar las sensaciones placenteras que imaginaba se sentían al tenerla dentro del culo, entrando y saliendo de mis entrañas. Llegar a alcanzar un intenso orgasmo y sentir los latidos de una buena polla regándome por dentro con el calor de un esperma suave y delicioso. Un calor súbito me inundó, fruto del rubor del alcohol y de mis pensamientos. Me levanté del sofá y le ...
    ... dije que me iba a poner cómodo. Me dirigí a mi habitación desabrochándome la camisa, me la quité y cuando me volví le tenía justo a mi espalda. Puso las manos sobre mis hombros y empujándome suavemente me hizo tumbar en la cama boca abajo. Yo me quedé inmóvil esperando su siguiente movimiento, con un hormigueo recorriendo todo mi cuerpo y una expectación latente, mezcla de curiosidad y de deseo, que aceleró mi ritmo cardiaco de forma inusitada. Sus manos comenzaron a recorrer mi espalda, primero con suavidad, luego con cierto vigor. Los músculos comenzaron a relajarse y empecé a sentirme muy a gusto. Siempre me ha encantado que me acaricien la espalda y más aún si es un masaje. Sus manos recorrían mi columna de arriba hacia abajo, desde los hombros hasta la cintura. El pantalón le impedía bajar más. De repente sus brazos rodearon mi cintura y bajaron hacia mi vientre en busca de la hebilla del cinturón y de los botones de la bragueta. Arqueando ligeramente el abdomen le facilité la labor y le dejé hacer. Desabrochó sin dificultad el cinturón y los botones. Tiró del pantalón. Ahuecando los muslos dejé que los bajara hasta los tobillos y me los quitó junto con los zapatos mocasines que llevaba. Volví a la posición inicial y respiré profundamente. Me tenía totalmente abandonado en sus manos y prácticamente desnudo. Sólo el slip cubría mis nalgas, mientras por delante apenas podía contener el volumen que iba alcanzando mi polla de forma incontrolada. Ahora sus manos masajeaban mi ...
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