1. La nueva vecina


    Fecha: 14/09/2017, Categorías: Sexo con Maduras Autor: dulces.placeres, Fuente: CuentoRelatos

    Por dónde empezar, a ver…
    
    Veinte años, me había independizado de mi familia, primeros pasos de mujer adulta. Trabajaba y estudiaba, no eran muchos mis ingresos, así que a duras penas podía pagar la renta de un modesto departamentito de un ambiente, en un pequeño edificio de tres pisos, un tanto apartado de la ciudad.
    
    El mío estaba en el piso superior, solo se accedía por escaleras, odiaba esas escaleras, subirlas, bajarlas…
    
    Yo vivía sola, estaba lejos de mi familia, de mis amistades, así que solo los vecinos podían transformarse de repente en el mejor aliado, yo vivía en el departamento B, que daba al norte y el A, el opuesto, estaba desocupado, así que ni esa suerte tenía, parecía la princesa atrapada en lo alto de la torre…
    
    Y mi historia sucedió en ese tercer piso, no hace mucho tiempo…
    
    Cada tanto, escuchaba algún movimiento en el departamento contiguo, es que estaba en alquiler y solían hacer visitas para ofrecerlo a los interesados, y yo, típica curiosa, chusmeaba por la mirilla de la puerta a ver que me tocaría en suerte.
    
    Honestamente, cuando la vi por primera vez, no me pareció tener el perfil para mi nueva vecina, solo pude verla de espaldas, mientras esperaba que abrieran la puerta, era muy alta, demasiado, y muy corpulenta, demasiado, una espalda ancha se marcaba bajo un trajecito ajustado, una cola enorme y regordeta bajo una pollera ajustada y fina que llegaba a sus rodillas, pantorrillas preciosas disimuladas por medias de nylon, muy ...
    ... femeninas, para completar, altos y finos tacos negros. Unos cabellos dorados, como de muñeca, envidiables, abultados en rulos caían por su espalda hasta la línea donde comenzaba su trasero, en su mano izquierda movía un humeante cigarro entre dedos inquietos de impecables uñas rojo fuego.
    
    Y como dije, esa mujer a gran escala, se transformó en mi nueva vecina, solo la crucé fugazmente a la distancia en la semana, alguna que otra vez escuché ruidos en su departamento, pero no había tenido oportunidad de presentarme formalmente.
    
    Entonces el sábado temprano preparé un rico pastel, de chocolate y vainilla, mi carta de presentación. Tipo cinco de la tarde, fui a conocerla, a presentarme, llevando la apetecible torta entre mis manos, llegué y di unas suaves pataditas en la puerta, ya que tenía mis manos ocupadas.
    
    Pasaron unos segundos y escuché
    
    -Si?
    
    -Hola! soy Flavia, tu vecina… - respondí a media voz.
    
    -Dame cinco por favor…
    
    Me quedé a la espera, y pasados más de cinco minutos la puerta se abrió un poco, y lo que vi no lo esperaba ver, ese rubio platinado era una simple peluca, el rostro tenía facciones un tanto masculinas, y una cabellera morena a apenas los hombros fue lo que recibieron mis pupilas.
    
    Ella, en verdad era el, una chica trans, y honestamente en ese momento me costó no largar una carcajada, lo contuve con todas mis fuerzas, aunque ella o el, seguro notó mi cara de sorpresa y mi semblante risueño, más al escuchar decir.
    
    -No te preocupes, estoy ...
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