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El Cazador - Parte 6
Fecha: 15/12/2019, Categorías: Gays Autor: johna.2012, Fuente: SexoSinTabues
... dos pares de brazos fuertes me sujetaron de mis brazos y me obligaron a quedarme quieto. ―¿Qué hacen? ¡Suéltenme! ―ordené, pero ambos me sostenían con fuerza, haciéndome imposible soltarme. ―Te dije que el cliente puede hacer lo que se le plazca. No puedes intervenir. ―¿Dejarás que siga lastimando a ese niño? ¿Acaso estás loco? ―Él sabía a lo que se metía ―dijo fríamente. El ruido de la gente aclamando aquella violación ocultó mis gritos y mis esfuerzos por zafarme, por lo que el show continuó a pesar de mis quejas. Ben escupió un par de veces sobre el agujero abierto de Santi y luego le metió de un solo golpe sus 19 cm de pene duro, haciendo que el rostro del muchacho se contrajera y soltara nuevamente un grito desgarrador que fue de nuevo ignorado por todos. Sin compasión alguna, Ben empezó a penetrarlo, a moverse violentamente dentro del muchacho, sin importarle sus gritos de dolor. Aquel enorme pene entraba y salía de Santiago con rapidez, provocando que más y más hilitos de sangre escurrieran de su adolorido ano. ―¡Ya no por favor! ¡DETENTE! ¡DENTENE! ¡POR FAVOR! ―gritó Santi por primera vez y empezó a intentar zafarse de las manos de Ben, empujando su cuerpo para librarse de aquel enorme pene, pero sus esfuerzos eran en vano. Aquel moreno enorme lo tenía bien agarrado y era mucho más fuerte que él, no tenía ninguna oportunidad de escapar. ―¡Ya noo! ¡Por favor! ¡Sacalaaa! ¡Por favor! ―continuó rogando sin detenerse, con una angustia y desesperación que me rompían el ...
... corazón. ¿Cómo podían permitir tal abuso? ¿Acaso nadie pensaba intervenir? Entonces, cansado de los intentos de escape de Santi y de escuchar sus quejas, aquel enorme hombre le propinó un puñetazo en el rostro que lo dejó semi inconsciente y en silencio, mientras él continuaba violándolo. ―¡Déjenme ir! ¡Lo va a matar! ¡Suéltenme! ¡Suéltenme! ―gritaba pero por más que luchaba no podía zafarme. ―Detengan esto, por favor ―intervino Pablo, pero también fue ignorado. ―Me decepcionas ―dijo entonces Fabián, mirándome con frialdad ―, pensé que serías más avezado. Las palabras de Fabián me indignaron más de lo que ya estaba, haciendo hervir mi sangre. ¿Qué clase de persona era? Entonces los hombres que me sostenían me soltaron de pronto y casi caigo al suelo. ―Te dije que terminaría pronto ―dijo Fabián y luego se volvió hacia el escenario, donde aquel hombre moreno se encontraba con el pene al aire, cubierto de leche blanca y espesa. La gente no dejaba de aplaudir y gritar animando a su héroe, mientras este sonreía triunfante y satisfecho, sin darle ni siquiera una mirada al cuerpo de Santi que yacía inmóvil sobre el mueble, cubierto por su semen. Sin esperar un segundo más, corrí hacia donde se encontraba el muchacho y empecé a revisar si continuaba consciente y sorprendentemente aún lo estaba. ―No te muevas ―le dije y no supe que más hacer. ―Hazte a un lado ―ordenó Fabián ―, mi médico lo revisará. De inmediato me puse a un lado, pero no perdí de vista al muchacho ni un segundo, temiendo ...