1. La reeducación de Areana (20)


    Fecha: 16/12/2019, Categorías: Incesto Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    ... chorreando flujo mientras Milena y Margarita se besaban, ahora sí, apasionadamente. Sin poder contenerse madre e hija se abrazaron y fundieron en un largo beso caliente, con las lenguas hundidas en la otra boca durante un tiempo sin tiempo. De pronto la voz de Milena, con la contundencia de un trueno, las volvió a la realidad cuando las manos de Eva apresaban las tetitas de su hija y en ambas bocas seguía la esgrima de las lenguas.
    
    -¡Basta, putas! ¡No es entre ustedes!. Es a esta cachorra que tenemos que cogernos. ¡Vamos! ¡Me siguen en cuatro patas! –gritó Milena dando por descontado que madre e hija la obedecerían y entonces tomó a Margarita de la mano y se encaminó con ella hacia el dormitorio que ocupaba.
    
    La muchacha era por dentro una hoguera y su mente un hervidero en el que bullían sus recuerdos, sus días grises sometida a la autoridad enfermiza de sus padres, su esperanza en un cambio rotundo que se iba concretando en ese lugar al que se había atrevido a presentarse. Su excitación iba en aumento y sentía que su concha era ya una catarata de flujo cuando al llegar al dormitorio Milena la derribó sobre el lecho, en el cual quedó de espaldas y presa de la ansiedad.
    
    -Ustedes, desnúdenme. –les ordenó Milena a madre e hija, que se irguieron para cumplir inmediatamente con la orden mientras la calentura las tenía temblando de pies a cabeza.
    
    Desde la cama y apoyada en sus codos, Margarita seguía con tenso deslumbramiento la tarea de ambas esclavas, que luego de ...
    ... haber quitado las botas de la asistente se aplicaban ahora a la ropa: Areana le quitaba el breve short de jean negro mientras Eva hacía lo mismo con la musculosa blanca. Debajo no había nada y entonces el magnífico cuerpo se exhibió sin velo alguno ante la mirada de Margarita, cuyos ojos admirados eran dos ardientes brasas negras.
    
    -Supongo que nunca viste una mujer desnuda, ¿eh, monjita? –dijo Milena.
    
    A Margarita le costó responder invadida por una emoción cada vez más intensa, pero finalmente dijo después de tragar saliva:
    
    -No, Milena, no…
    
    -Mucho menos a tres… -agregó la asistente que mantenía de pie a Eva a su derecha y a Areana del lado opuesto.
    
    -Pero en fotos o videos supongo que sí, ¿cierto?, imagino que te metés a chusmear en distintas páginas de Internet… Contestame, Margui.
    
    La chica bajó la cabeza, desbordada emocionalmente por la visión de los tres cuerpos femeninos desnudos y dijo en un susurro:
    
    -Sí, Milena, soy de… de meterme en esas páginas…
    
    -Y te masturbás.
    
    -Sí… -admitió la chica después de un silencio.
    
    -Bueno, pero ahora vas a saber por fin lo que es una buena cogida, monjita. –dijo la asistente y trepó a la cama luego de ordenarle a madre e hija que hicieran lo mismo.
    
    Margarita quedó entre las tres y su primera reacción fue tratar de cubrir con los brazos su desnudez, pero eso no bastó para ponerla a salvo del embate de esas hembras decididas a violarla. Cerró los ojos mientras abría muy grande la boca para respirar, como si la ...
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