1. Naturaleza helada


    Fecha: 19/12/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: CaballeroGris, Fuente: xHamster

    ... descargase con el calor que solo una madre sabe dar. Le hizo señas para que se sentase a su lado en el sofá.- Bien nene. Quiero que acabes con calma y que tengas una corrida cálida y placentera. Quiero que acabes de la forma que desees. Pero solo pido una cosa.- Dime mamá.Ella vaciló un instante. Estaban desnudos y sudados sobre el sofá, uno al lado del otro. Eva vio la ventana abierta y descubierta, pensó que cualquiera que se asomase podría ver qué estaban haciendo. Por primera vez le pareció una locura todo aquello, se comportaban como una pareja de adolescentes descerebrados, con el cuerpo de su marido aun caliente.- Quiero que te concentres en acabar de la forma que desees, úsame a mí y a mi cuerpo como desees. Pero quiero que te corras dentro de mí. Mi cuerpo necesita el calor del semen de un hombre como tú. Lléname el coño y las entrañas de tu leche y dame el calor que me falta por la triste marcha de papá.- Sí mamá.Ella le sonrió dulce y le besó en las mejillas como solo besan las madres a sus hijos. Luego le agarró la polla y la masturbó un rato, ...
    ... sintiendo el calor. Luego la soltó y quedó a la espera de lo que su hijo ordenase.- Creo que puedes abrirte mamá. No tardaré mucho en correrme.Ella se tumbó boca arriba en el sofá y se abrió, feliz. Su hijo se acopló y ella mantuvo las piernas bien abiertas, mirando como la fina lluvia caía lentamente en el exterior. Recibió de nuevo la polla de su hijo con vigor, esta vez se sentía más dolorida pues había perdido humedad. Poco a poco Rómulo logró meterla entera de nuevo hasta conseguir que la lubricación fuera total. La puerca de su madre no tardó en ofrecer su coño de nuevo bien mojado y cálido. Gemía de dolor mientras alguna lágrima caía por su mejilla sin dejar de mirar la lluvia.Vanesa decidió asomarse de nuevo con cuidado.Rómulo no tardó en descargar con la manguera bien enchufada en las entrañas de su madre. Eva sintió como un río de calor le inundaba por dentro. Sus gemidos y lágrimas quedaron congelados justo cuando el Réquiem de Mozart terminó, justo cuando Rómulo derramó la última gota de semen y justo cuando los ojos de Eva y Vanesa se cruzaron. 
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