1. Reencuentro esperado


    Fecha: 19/12/2019, Categorías: Gays Autor: Mario, Fuente: CuentoRelatos

    ... dejarme la polla limpia de cualquier traza de semen, que en todo caso iba tragando. Fuimos quedando inmóviles, uno junto al otro y cogidos cariñosamente de la mano.
    
    Estaba en el séptimo cielo, corrido y feliz. Ambos seguíamos excitados por aquella historia tantas veces soñada y que ahora se había convertido en realidad. Me incorporé en la cama para liar un porro. Mientras íbamos fumando ella comenzó a acariciarme suavemente y posó su mano sobre mi entonces vencido pene. "¿Estás bien", me preguntó. "Estoy enloquecido de placer, te quiero", respondí. Y sin dejar de lado las caricias que ya me iba prodigando, continuó:
    
    "Cuando se corrió me quedé un poco frustrada pues pensaba que ya habría agotado sus posibilidades aquel día. Al fin y al cabo, Artur tiene cincuenta y ocho años, según me dijo… Pero me equivoqué de cabo a rabo. Verás, estábamos fumando un cigarrillo y sin ninguna intención apoyé la mano sobre sus huevos. Fue como apretar un resorte, pues aunque hubiera eyaculado pocos minutos antes, su polla empezó a responder de inmediato a mi manoseo. "Tranquila que ahora te tocará a ti", dijo incorporándose hasta quedar de rodillas a mi lado. Me cogió por las caderas, me obligó a dar la vuelta sobre mi misma hasta que flexioné las rodillas y levanté el pompis, quedando así a cuatro patas, ofrecida a su deseo. Hasta aquel momento sólo había pasado por mi imaginación montarme a horcajadas sobre él e introducirme aquella barra de músculo en mi coñito palpitante. Pero me ...
    ... encontré de esta manera, a cuatro patas, como me gusta ofrecerte a ti. Me resultaba muy morboso ofrecerme así a él mientras pensaba en ti. Por otro lado tenía unas ganas de ser follada como hacía tiempo que no sentía; necesitaba que me la clavara en aquel mismo instante. No se hizo de rogar y mientras con una mano me sobaba y apretaba los pechos, empleó la otra mano en la tarea de guiar aquel inmenso cipote hacia mi entrada vaginal. Me iba diciendo cosas al oído, como: "mi niña sigue siendo tan putita, ¿verdad?, ven, ven, que papito te hará sentir mujer; ven guarrita…". La verdad es que me sentía como una puta en celo cuando sentía aquel pedazo de carne enhiesta pugnar por abrirse camino entre mis carnes. Acabó de metérmela hasta la empuñadura de un solo empujón que me hizo chillar de gusto y comenzó un constante y enloquecedor bombeo que en pocos momentos me provocó un orgasmo genial durante el cual me volví loca y comencé a decirle que me follara toda, que era su puta y que hiciera de mi lo que quisiera".
    
    La imagen de mi mujer en tal situación, entregada por completo a un hombre que en aquel momento la deseaba, abierta de piernas para ser taladrada por una polla lujuriosa, comportándose como una ramera y mezclando sus humores corporales con los de aquel tipo maduro, provocaron en mí una erección que en este punto resultaba casi insoportable. Pedí a mi mujer que se pusiera a cuatro patas que me lo siguiera explicando mientras la follaba, es decir mientras trataba de vivir la ...
«1...3456»