1. Campamento - Parte 4


    Fecha: 24/12/2019, Categorías: Voyerismo Autor: johna.2012, Fuente: CuentoRelatos

    ... poco más y luego sentí la cabeza ardiente de su pene en la entrada de mi agujero, dura y húmeda, solicitando permiso para entrar.
    
    Movido por la desesperación, Cristian empujó su pene entre mis nalgas y la cabeza entró a la fuerza en mi culo, haciéndome saltar del dolor.
    
    ―Ahhhh… ―gemí incontrolablemente ―Ohhh… despacio ―le rogué, pero sabía que no era momento para pedir piedad cuando yo mismo había despertado a la bestia.
    
    Cristian continuó presionando y luego cinco centímetros más de verga entraron en mi culo, provocándome un nuevo espasmo de dolor que me hizo empezar a jadear, a gemir sonoramente.
    
    Entonces la puerta del baño se abrió y al menos tres hombres ingresaron al lugar.
    
    De inmediato Cristian cubrió con su mano mi boca para que no soltara ningún gemido, pero no me sacó ni un centímetro de su verga de mi culo.
    
    Ambos nos quedamos quietos, sin hacer el menor ruido, esperando que aquellas personas salieran rápido del baño, pero por la conversación que estaban teniendo parecía que no tenían ninguna prisa por salir.
    
    Entonces Cristian presionó su mano sobre mi boca con más fuerza y luego empezó a empujar su pene nuevamente dentro de mi culo.
    
    Mi cuerpo se estremeció al sentir cinco centímetros más entrar dentro de mi cuerpo y un pequeño gemido intentó salir de mi boca pero fue sofocado por la mano de Cristian.
    
    Poco a poco, todo el pene de mi amigo entró en mi culo y me sentí lleno nuevamente, caliente y feliz.
    
    Entonces él empezó a sacarlo y a ...
    ... meterlo con suavidad, tratando de no hacer ruido, presionando fuerte su mano contra mis labios.
    
    Mis nalgas grandes y redondas, apretaban el pene de Cristian provocando más fricción de la necesaria y también más ruido del necesario.
    
    Con sumo cuidado levanté una pierna sobre el retrete y con ambas manos me abrí por completo las nalgas, dejándole el paso libre para que me taladrara el ano sin ningún problema.
    
    Por casi cinco minutos Cristian me penetró con aquellos hombres afuera del cubículo, entrando y saliendo con suavidad, a un ritmo moderado, haciéndome sentir toda su dureza dentro de mí.
    
    Apenas escuchamos a los hombres salir, mi amante me tomó de las caderas y empezó a penetrarme con furia, acelerando sus metidas tanto que mis nalgas sonaban como palmas por todo el baño.
    
    Con la boca libre de su prisión, mis gemidos empezaron a hacerse sonar por toda la habitación, combinados con suspiros y jadeos que ponían a Cristian aún más cachondo.
    
    ―Sí… dámela toda… así… ¡Métemela! ¡Más fuerte! ¡Más fuerte! ―le gritaba descontrolado, sin importarme ya para nada si alguien entraba de nuevo al baño.
    
    Mi desenfreno llevó mis manos hacia mi pene y empecé a masturbarme furiosamente, tratando de acoplarme al ritmo en que Cristian me penetraba, sintiendo el poder de sus embestidas también sobre mi pene
    
    ¡Era una sensación única!
    
    Entonces en medio de jadeos y el sonido embriagante de mis nalgas chocando contra la pelvis de Cristian, mi amante explotó dentro de mí, llenando ...
«12...678...»