1. La señora alicia


    Fecha: 30/12/2019, Categorías: Intercambios Autor: Armonic, Fuente: CuentoRelatos

    ... el muslo, apretándolo con fuerza, dirigiéndose hasta mis testículos y comenzando a jugar con ellos. Mi respiración se volvió rápida, aunque cuando más se me aceleró fue cuando sentí su húmeda lengua presionando mi glande, no podía creer todo aquello pero no quería detenerlo. Lamió toda mi polla de arriba a abajo sin soltarme los testículos, lo hacía de vicio y consiguió que me pusiera a gemir.
    
    Al poco deslizó su dedo índice hasta mi ano, sin detenerse me lo introdujo; no me alteré pues era una práctica que ya había experimentado con mi mujer, sus movimientos activaron ese punto masculino que siempre nos negamos a dejar estimular. En ese instante me volví loco, era incapaz de imaginar nada, solo sentía las descargas de placer que inundaban mi cuerpo proporcionadas por sus manos y su lengua. Deseé que nunca se detuviera, agitaba mi rabo de forma salvaje, aquello era tan fuerte que sentí como llegaba mi orgasmo; entre jadeos se lo advertí, casi le grité que no podía aguantar más. Retiró su dedo y se introdujo mi polla en su boca, noté mi capullo sobre su lengua, exploté en un bestial orgasmo, no dejaba ...
    ... de gemir mientras podía sentir como a cada meneo de su mano salían chorros de esperma.
    
    Abrí mis ojos, podía ver a la señora Alicia entregada a su cometido. Era tan excitante que no podía para de eyacular, tal cantidad provocaba que se le escapara de su boca como una cascada de agua. No paró hasta que sintió la última gota y mi agitación empezaba a disminuir. Nos miramos, pude ver como aún tenía en la boca parte mi semen que no se le había escapado, yo sabía por mi esposa que una cosa era que una mujer llenara su boca de esperma y otra muy distinta que estuviera dispuesta a tragarlo, por eso me sorprendí al ver que hacía lo segundo. Me vestí y nos despedimos entre agradecimientos mutuos.
    
    Después de aquella experiencia, decidí pasar todo el verano allí como siempre, lo que alegró a toda la familia. Yo visité a menudo a la señora Alicia, nos pasábamos las tardes conversando, descubrí que había sido la maestra que enseñó a mi mujer todo lo que sabía de sexo y por supuesto a mí también me enseñó.
    
    Aquel verano fue la mejor terapia que pude tener y la que me ayudó a salir adelante como una persona nueva. 
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