1. Encuentro clandestino


    Fecha: 31/12/2019, Categorías: Infidelidad Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos

    ... los dedos al tiempo que le apuntaba el agujerito con mi poronga y, antes de que dijera cualquier cosa se la metí de lleno.
    
    Le dolió, pero no tanto como si lo hubiese tenido virgen como ella aseguraba que lo tenía. Nos movíamos con la sed en la sangre, ella gritaba apretujándose las tetas contra la mesa y me la pedía más adentro.
    
    Hasta que dijo:
    
    ¡Pará guacho, llevame despacito hasta la silla que tenés a la izquierda!
    
    Lo hice, y entonces ahora ella saltaba sobre mi mitad, comiéndose mi pija con ese culo magnífico.
    
    El día ya era noche cerrada con grillos, mosquitos y un silencio como de cementerio. Ahí podría terminar si mi novia se habría enterado de la mitad de los hechos.
    
    Pero mi verga seguía sedienta, durísima y con ilusiones de enlecharle hasta el nombre.
    
    Volvimos a la pieza donde cogimos un ratito más en su cama. Allí, mientras su conchita soltaba y atrapaba mi pija le pedí que me meara todo. Dijo que le fascina hacer eso, pero que no tenía ganas de hacer pichí.
    
    De todos modos mis testículos ya no soportaban tanta producción en vano, y le llenaron la conchita de leche ...
    ... en solo un segundo de gloria infinita.
    
    Ella después me hizo pajearla y, como mis dedos salían pegoteados de su interior, ella los lamía y volvía a pedirme paja.
    
    Al rato compartíamos un cigarrillo, ella con algunas palabras que no se atrevía a pronunciar, y yo hecho un dandi con semejante degeneradita.
    
    Hubo otra noche de sexo entre nosotros, y entonces vinieron sus confusiones, sus evasivas y esa especie de indiferencia que ciertas mujeres crean como defensas cuando solo quieren coger pero temen quedar como unas desubicadas.
    
    Me dijo que sentía pena por mi novia, que no estuvo bien lo que le hicimos, que no podíamos ser amigos, que a ella no le va el sexo sin amor, y un montón de chiquilinadas más.
    
    Los dos quisimos hacerlo, y yo jamás habría estado con ella sin su dirección y su celular.
    
    De igual forma, a los días me reconcilié con mi novia, y como Leticia estaba cada vez más difícil, inaccesible y caprichosa, preferí que todo quede en una aventura y nada más. A lo mejor, quién te dice que mañana se despierte mojada de tanto soñar con mi poronga y la quiera de nuevo en el orto! fin 
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