La puta del barrio
Fecha: 16/09/2017,
Categorías:
Primera Vez
Autor: Barquidas, Fuente: CuentoRelatos
... del corazón de su amado. Cerró los ojos cuando él le acarició el cabello. Salieron del cine y echaron a caminar. Aunque era un largo trecho, volvieron a su barrio a pie. Sin soltarse las manos. Como siempre, la acompañó hasta su casa. Y allí la besó. Ella le besó.
—Mañana a la hora de siempre, ¿No?
—Sí, mi amor; a la hora de siempre
Les costó soltarse las manos. Ninguno de los dos quería separarse del otro. El agradable cosquilleo que Sonsoles sentía en el estómago se extendió por todo su cuerpo. Llevaban ya saliendo muchos días y él jamás había intentado nada. A pesar de lo que ella era la había respetado. Le miró a los ojos. Luis vio como brillaban.
—¿Quieres...quieres subir a casa? - le preguntó.
—¿Tú deseas que suba?
—Sí que lo deseo, Luis; sí que lo deseo. Te amo, te amo... Y te deseo...
—Y yo a ti, Sonsoles... Te quiero, te amo… Y te deseo… Desde hace mucho, mucho tiempo... Creo que desde siempre… Que desde que te conozco te amo
Cogiéndole de una mano, lo hizo entrar en su portal. Se besaron en el ascensor. Por primera vez él se pegó a ella y Sonsoles notó la dureza de su miembro. Al contrario que las demás veces, sentirlo la hizo temblar de deseo. Salieron del ascensor.
—Mi madre, seguro, estará borracha, como siempre. Y la casa, hecha un desastre. Lo siento.
—No pasa nada.
Abrió la puerta despacito. Enseguida oyeron los ronquidos provenientes del salón. Allí vieron a la madre de ella, acostada en el sofá, con una botella vacía ...
... colgando de su mano. Lo guio hasta su dormitorio; entraron y cerró la puerta. Y entonces, ella se sintió perdida. A pesar de la inmensa experiencia sexual que tenía no sabía cómo comportarse en ese momento. Eran siempre ellos quienes la guiaban, le pedían cosas o, simplemente, la usaban a su antojo.
Luis empezó a besarla, por toda la cara. Sus manos acariciaron su espalda lentamente, bajando hasta su culito, el cual fue acariciado también. Sin dejar de besarla, le fue desabrochando los botones de su camisa, uno a uno. Y cada vez que terminaba con uno, la besaba. Con delicadeza, le quitó la blusa. Después, el sujetador. La miró.
—Eres preciosa, Sonsoles.
—Ummm, Luis...mi amor
Sonsoles supo lo que era que sus pechos fueran acariciados, no sobados. Supo lo que era sentir unos labios lamiendo sus pezones, no unos dedos apretándolos o unos dientes mordiéndoselos.
Ella le quitó a él la camisa y con sus manos recorrió su pecho. Era fuerte, amplio. Y sintió la necesidad de besar sus pezones, haciendo que Luis gimiera de placer. La siguiente prenda en ser quitada, por él, fue su falda. Después, sus braguitas. Cayeron en la cama con las bocas pegadas, acariciándose. Sonsoles sintió como una de las manos de Luis bajaba lentamente por su cuerpo, apenas rozándola con las yermas de sus dedos. Por donde pasaba su vello se erizaba de placer. Llegó a su pubis, y lo acarició.
—Aggg, Luis...mi amor...cómo te quero…te amo, amor mío; te amo… ¡Dios mío!; y te deseo...te deseo, amor…te ...