1. UNA LINDA HISTORIA 6


    Fecha: 05/01/2020, Categorías: Incesto Autor: memito, Fuente: SexoSinTabues

    ... quince minutos de estar dentro. En un cajón lleno de papeles, encuentro un papel con un teléfono anotado y las palabras “papá casa” escritas. También encuentro varias cartas y postales de sus padres, con el remite. Seira, Huesca. Si Eric está herido, como creo, lo más lógico es que se haya refugiado con sus padres. La montaña sería perfecta. Pero ese viaje turístico es mi último cartucho. Antes tengo que probar en el burdel. Llamo a Pam. La convenzo de que debe llamar a Eric y averiguar donde está, aunque tenga que simular que le pide perdón por lo que yo le he hecho. Si no contesta o no puede averiguar donde está, que llame al número de sus padres, el cual le paso, y se invente algo. Me contesta que lo hará, que Maby le ayudará. El tipo me mira fijamente. Pone mala cara. No parezco un cliente. No llevo traje, ni tampoco maletín, ni tengo la edad adecuada. ― ¿Si? ¿Buscas algo? – me pregunta el tipo de las gafas de sol, abriendo la puerta de la casona. ― Por favor, tengo que ver a la señora Paula. Es muy urgente – le digo, con voz compungida, evitando mirarle a la cara. ― ¿Para? ― Necesito su ayuda… por favor… El tipo parece pensárselo y, finalmente, me deja pasar. El vestíbulo es lujoso y el pasillo que nos conduce a la sala de espera, está lleno de viejas fotos del Madrid de principios del siglo XX. Me encuentro con varias chicas ligeras de ropa en la sala de espera. Por el momento, no hay clientes. Las chicas me miran con curiosidad. El matón ha desaparecido por una ...
    ... puerta. ― ¿Tu primera vez? – me pregunta una de las putas, una chica con aire latino, de generosos muslos, cubiertos por medias oscuras. Asiento, manteniendo la cabeza baja. Así, muy bien. Interpretas muy bien la timidez. “Hasta hace poco lo era. ” Me empiezo a dar cuenta de lo que estoy cambiando. Este juego incluso me gusta. Disfruto de él. El hombre vuelve a salir y me indica que pase. Lo hago enseguida. Contemplo a la famosa señora Paula. Está sentada a un escritorio de bruñida madera, atareada con un libro de contabilidad y un sinfín de facturas. Deja el bolígrafo y levanta los ojos. Los tiene muy negros, rasgados. Contará con cuarenta y cinco años, más o menos, muy bien llevados. Aún conserva un bello rostro, de pómulos marcados y amplia boca. Un lunar negro ocupa un lugar privilegiado en un lado de su labio superior. ― Dicen que buscas mi ayuda. ¿De qué me conoces, niño? – me pregunta, con un tono muy suave, engañoso. ― Eric me habló de usted, señora Paula. ― ¿Eric? ― Si, Eric, el guapo – dejo caer. Ella sonríe. No hay tantos Eric en el mundo que sean tan guapos. ― ¿Por qué te ha hablado de mí? Suéltale la historia, Sergio. ― Verá usted, señora. Me prometió que me escondería… Yo no… -- bajo la cabeza todo lo que puedo. – no sé donde ir… no conozco Madrid… me dijo que me podía quedar en su chalé… ― Tranquilízate, jovencito. Respira, eso es. Por lo que puedo ver, tienes problemas, ¿verdad? Asiento presuroso. Dejo que mis manos retuerzan los dedos. ― ¿Y Eric te dijo que te ...
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