Genevieve la diosa
Fecha: 08/01/2020,
Categorías:
Intercambios
Autor: Aldebaran, Fuente: CuentoRelatos
... puedo, no eres real…
En ese momento ella levantó su brazo y le hizo levitar hasta su dormitorio.
Él se asustó mucho porque estaba volando a través de su casa y aterrizó en su cama suavemente.
Genevieve se quitó su túnica y se quedó desnuda delante de él.
Los ojos del hombre se abrieron como platos. Sus pechos apuntaban hacia él. Eran grandes, sin ser enormes, justo como a él le gustaban y su pubis no estaba depilado. Era rubio como su pelo y se excitó mucho al verla así.
Entonces la diosa se acercó y de un salto se puso encima. El hombre tenía una erección considerable y ella lo notaba. Sonrió y con otro gesto le desnudó. Miró a su pene erecto y se sentó encima de él penetrándose con su miembro.
Empezó a follárselo literalmente ya que el hombre no ofrecía resistencia. Disfrutaba un montón, su sexo de diosa hacia siglos que no sentía nada igual. El hombre no decía nada, no sabía si estaba disfrutando o no, aunque a ella le daba igual, solo quería seguir y seguir haciéndolo por horas.
El hombre eyaculó después de media hora de sexo intenso, pero Genevieve seguía botando y disfrutando como una loca.
Habían pasado ya dos horas de sexo, el hombre se encontraba agotado, aunque había eyaculado 3 veces más. Después de media hora más, Genevieve gimió como una loca y se dio por satisfecha.
Se retiró del hombre y se quedó otra vez mirando su pene. Limpió con su lengua sus restos de semen como una viciosa y cogiendo un clínex de la mesilla, se limpió también ...
... su sexo húmedo y mojado por tantas corridas como había recibido.
Uff, era magnifico, había follado dos horas y media y había disfrutado mucho, mucho. Ese hombre parecía asustado.
-¿Por qué me hiciste eso?
-¿No te gustó?
-Me violaste, le dijo.
-¿Y qué harás?
-Nada, no puedo denunciarte, nadie me creería.
Pero que tonto era, pese a lo que le había mostrado, no se daba cuenta de que ella era real y era su descendiente.
No importa, ya me ha dado lo que quería y ahora me iré, se dijo. Se vistió de nuevo con su túnica y se dispuso para volver al Olimpo.
-Espera, no te vayas.
-¿No quieres que me vaya?
-Dame una prueba de que eres real.
-Ya te la di.
-Necesito otra.
Se acercó a su cara y rozó su mejilla con su mano perfecta. El hombre experimentó una sensación muy rara. Su cabeza daba vueltas y tuvo muchas visiones rápidas de imágenes que pasaron por sus ojos. Después de un rato se dio cuenta que todo era real.
-Está bien, te creo. Ahora quiero follarte yo.
-Así me gusta, no quería obligarte. Se rio.
La cogió del brazo y la tumbó en el sofá a cuatro patas. Le quitó su túnica y volvió a dejarla desnuda. Se agachó y lamió su coño de diosa. Genevieve gritaba de placer y se agarraba al brazo del sofá. Después de unos minutos comiéndole el coño, se dispuso a penetrarla. Empezaron a hacerlo en esa postura y gimieron como locos. Afortunadamente, sus gemidos eran silenciados para los vecinos gracias a los poderes de Genevieve.
El hombre se ...