1. Una tormenta atroz y dos vecinos. La combinación perfecta III


    Fecha: 16/09/2017, Categorías: Confesiones Autor: nena-Xversa, Fuente: CuentoRelatos

    ... Él estaba encendiendo su camionera y ella se dirigía a la tienda que justamente está al lado de la casa de él. El sintió un disparo de adrenalina en su cuerpo, le dio demasiado gusto verla, pero tuvo que disimular porque iba con la familia. Fueron a una reunión familiar donde se la pasó un poco aburrido y estresado. Además, el volverla a ver le ocasionó ciertos estragos durante toda la tarde. Ellos se quedaron unos días allí en casa de los familiares por razones ajenas al relato. El andaba con una lujuria que sentía que no iba a aguantar mucho. Estando en casa de los familiares, invadió un par de veces a la esposa en la ducha para devorarla enterita y más de una vez, la acariciaba debajo de la mesa mientras comían lo cual eso si le causaba bastante molestia a su esposa.
    
    Una noche, toda la familia fue a una fiesta. Los niños se quedaron con los papás de su mujer y ellos se regresaron a casa, solitos. Ella iba vestida muy guapa. Iba con un vestido muy sexy, blanco, ceñido a su figura, llegaba a medio muslo, con un escote muy sexy sin caer en lo vulgar. Tenía una hilera de botones en medio del vestido de la parte de enfrente. Se veía muy sexy su mujer. La estuvo elogiando toda la noche y quería devorarla.
    
    Llegaron a casa ya entraditos de copas. En cuanto cerraron la puerta el comenzó a besarla apasionadamente, ella le correspondía gustosa, el andaba muy prendido y se fue directamente a sus senos, acariciándolos.
    
    Él: ¿Me los regalas princesa?
    
    En todo ese tiempo no ...
    ... había vuelto a decirle princesa hasta esa noche.
    
    Esposa: Pero si son tuyas. —Dijo la esposa bastante excitada.
    
    Fue como si ella hubiese encendido la mecha de un cañón. Él le tomó la parte del escote y lo jaloneo un poco, ella le pedía que la esperara a que se quitara el vestido, pero él no entendió de razones. Impulsivamente la empujó contra la pared, estando allí, jaloneó el escote, rompiendo los botones que llegaban hasta el abdomen y casi en el mismo movimiento arrancó el sostén, ella intentó protestar, pero él la calló con un beso que destilaba lujuria pura. Ella sucumbía un poco. El acariciaba sus pechos y los besaba frenéticamente.
    
    El: Quiero devorarte los pechos. ¡Quiero devorarte!
    
    Sin esperar respuesta. Dominado por la lascivia, la volteó contra la pared un tanto brusco. Ella se sintió bastante incomoda con la situación. El perdido en sí mismo, le acariciaba el trasero, las piernas, estaba que hervía. Le subió lo poco que quedaba del vestido que ahora fungía como falda, le chupaba el cuello desesperadamente y allí mismo intentó penetrarla, pero ella se puso renuente. Le decía con voz firme que se detuviera. Él no podía escucharla, estaba enceguecido. No le hizo caso, forcejearon bastante, pero él consiguió correrle el tanga y en el mismo acto la penetró sin contemplaciones, se la cogió sin más hasta correrse. Ella se mantuvo callada durante todo el acto.
    
    Cuando el terminó ella se aleja de él encabronada y se fue al cuarto, lo amenazó que no volviera hacer ...