Me gusta prostituir a mi esposa. parte 2
Fecha: 10/01/2020,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: josejavier, Fuente: CuentoRelatos
En los primeros diez años de nuestro matrimonio, mi esposa continuó trabajando en la misma escuela, aquí en Celaya. Yo, por mi parte, seguía trabajando en la Oficina Recaudadora en esta misma ciudad. Debido a nuestros horarios, casi no nos veíamos durante el dia, ya que ambos trabajábamos, ella de 8 a 2 de la tarde, y yo de 8 a 6 de la tarde, por lo que casi siempre nos tocaba cenar juntos. Esto de lunes a viernes, mientras que los fines de semana salíamos al D.F., preferentemente a divertirnos en algún antro o ir a algún teatro, para regresar el domingo por la tarde.
En esta ocasión les quiero platicar algo que nos ocurrió apenas a los tres meses de casarnos.
Mi esposa, Celia, casi todos los viernes salía un poco más tarde de la escuela, y yo por lo general ese día me iba con mis compañeros de trabajo a un bar donde jugábamos dominó y tomábamos algunas cervezas, por lo que casi siempre llegaba de diez a once de la noche a mi casa. Bueno, resulta que ese viernes me tuve que regresar a las seis de la tarde, hora de salida de mi empleo de programador en la oficina, a mi casa, porque mis compañeros tuvieron otros compromisos y pues ya no nos fuimos al bar como de costumbre. Al llegar a mi casa, vi que estaba estacionado el coche del maestro José, el Director de la Escuela donde trabaja mi esposa. Reconocí el auto porque es de un color amarillo mango, un poco común en los vehículos.
Me imaginé que el Director le había dado un "raid", pero sospeché también que podría ser ...
... otra cosa, ya que por boca de los amigos que teníamos en común, sabía que el maestro José la tenía de amante desde que ella llegó a trabajar a esa escuela y, aunque tenía un poco más de sesenta años, tenía fama de ser un "semental", porque se decía que ya había embarazado a más de una maestra. Motivado por la sospecha, tuve cuidado de no hacer ruido: mi casa tiene la cochera al entrar, seguido de un pasillo que tiene una salida a un pequeño jardín y otra que va directo a la sala y al fondo queda la habitación que tenemos mi esposa y yo. La sala y nuestra habitación tienen ventanas que dan al jardín, al entrar me di cuenta que mi esposa estaba con el maestro en la sala, puesto que se escuchaban risas y voces. Así es que me dirigí al jardín para asomarme por la ventana de la sala y, como el jardín no tenía luz, yo no me veía, pero si podía ver lo que sucedía en la sala. El maestro José estaba sentado junto a mi esposa Cheli y la estaba besando y metiéndole mano por la entrepierna y le decía:
―Déjame quitarte la ropa, Chelita, quiero disfrutarte igual que en la escuela, ¿sí?
―¡No, Pepe, no, podría llegar mi esposo!
―¡Es viernes, ya sabes que tu maridito se entretiene con sus amigos y va a llegar tarde! ya para esto el maestro le había sacado las tetas a mi esposa y las estaba chupando mientras con la otra mano le dedeaba su vagina.
,―¡Ah, te digo que no Pepe, puede llegar, no quiero tener problemas, por favor!
―¡Ni modo, chiquita, te voy a coger aquí, putita, no ...