1. Me gusta prostituir a mi esposa. parte 2


    Fecha: 10/01/2020, Categorías: Sexo con Maduras Autor: josejavier, Fuente: CuentoRelatos

    ... será la primera vez!
    
    Esto me sorprendió, así es que no era la primera que se la cogía en mi propia casa. Bajándose el pantalón, poniéndose de pie, dejó escapar un miembro fuera de lo común a pesar de que el maestro, aunque era de complexión robusta y tenía una gran barriga, aun así, le colgaba una verga semi―erecta de no menos de 20 centímetros que, para lo que yo había visto, demasiado gruesa, además le colgaban como dos tremendos aguacates, unos huevotes hinchados y peludos, signo evidente de que estaban llenos de leche, obligando a mi esposa a chupárselo, le dijo:
    
    ―¡A mamar, cabroncita, haaa, lo necesitaba chelitaaa, haaa! mi esposa hace quince días que no está en la casa y necesito donde descargar toda esta lecheeee!
    
    ―¡Ay Pepe, como me gusta tu vergotaaa! !haggg! ¡me ahogas, no me la metas toda, haggg!
    
    ―¡Tu mama, perrita, siempre te la has tragado toda, puta. ¡Solo es cuestión de que te la acomodesss!
    
    ―¡Así es que estas lechudo, papitooo? ! ¡me la reservaste mi rey!
    
    ―si mi putita, ¿ya sabes por qué me llaman el "semental", verdad?
    
    ―si mi rey, por "lechudo". ¡Ay que ricaaa vergotaaa! ¡chomm,chommm !
    
    Como mi esposa es menudita, aun cuando tiene unas tetas medianas pero duras y un culo grande con sus nalgas muy paraditas, fácilmente el maestro la cargó literalmente y la llevo de esa manera a nuestra habitación donde, dejándola en un lado, se dejó caer panza arriba, invitando a mi mujer a encaramarse encima. Gracias a que las lámparas estaban ...
    ... prendidas, pude ver desde la ventana como mi esposa tomaba con ambas manos la gran verga, la ponía en la entrada de su panocha y se la iba introduciendo hasta el fondo. En ese momento yo ya tenía fuera de mi pantalón el miembro y lo manipulaba con fuerza; mi excitación era enorme, pero me excitaba más ver y escuchar como cogían.
    
    ―¡Haaaa esta vergaaa es la única que me llenaaa completamenteee!, ¡que ricuraaa, haaa!, !la siento hasta la gargantaaaa, papaaa !
    
    ― ¡Mueve tu culo putitaaa! ¡muévelo como sabes, mamacitaaa!
    
    ― ¡Asiii papitooo, asiii! ―miraba como se levantaba y se dejaba caer con rapidez, metiéndose la verga del maestro.
    
    La verdad, la veía tan entusiasmada cogiendo, que me di cuenta que en verdad le gustaba demasiado esa cosota que se comía. El maestro continuó así un corto tiempo y levantándose puso a mi mujer en su posición favorita, a gatas, dejando indefensos su culito y su ya abierta vagina. El maestro, al tiempo que comenzaba a meter y sacar su verga de la panocha de mi sacrificada esposa, le comenzó a meter uno, dos, y después tres dedos por el culo, dilatándoselo y preparándoselo para poder meterle ese monstruo por ahí.
    
    ―¡ahhh mi reyyyy, sabes cómo me gusta que me cojas asiiii! ¡sabes lo que me gustaaaa!, !aprovechadoooo,ahhhh!
    
    ― ¡si, se cómo te pone putotaaaa ! ¡pero sabes que me gusta mucho metértelo por tu culoooo putaaaa! !hummmmm, te acuerdas cuando te lo estrené, mamacitaaa? !
    
    ― ¡siiii me dolió muchoo ! ¡pero ya me acostumbre a tu tamaño, ...