Nietas alzadas
Fecha: 16/01/2020,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos
Después de brindar con la familia entera, entrarle a las nueces, budines marmolados, pan dulces, maní con chocolate, turrones y todo tipo de ricuras de noche buena, todos salieron a la calle a quemar el cielo navideño con pirotecnia boluda. Mi prima Eugenia y yo nos prendimos a los espumantes que gobernaban la mesa larga, y creo que nos pegó bastante tanta efervescencia. Enseguida empezamos a hablar de nuestras tetas, de cómo será el pitulín del tío Ariel, el más musculoso del barrio, de la pija de su ex y de su drama con el látex de los forros. Luego ella me contó cómo fue que una vuelta le hizo un pete a un tachero cerca del río para que la lleve a su casa. Según su descripción el pendejo era divino pero muy agrandadito.
Yo le conté cómo una amiga de toda la vida me comió la concha el sábado que me quedé a dormir en su casa, gracias a que me pasé de rosca con el tequila.
Todo lo decíamos entre carcajadas, miradas cómplices y comentarios obscenos. Hasta mencionamos con fascinación que las dos le vimos la pija re parada a nuestro primo Daniel, y ella se animó a decir que si lo tenía en frente se la chupa hasta que le acabe en la boca, cosa que no le agrada mucho que digamos.
Ella no dejaba de llamarme perrita. Me sentí flotar cuando me preguntó:
¡Che bolu, y tu amiga te la penetró con un dedito, te chupó el culo o te lamió las piernitas?! con una voz tan dulzona como lujuriosa.
No sé si le dije algo. Solo que luego agregó:
¡Igual, con la remerita mojada ...
... tus lolas me calientan más todavía!
Eso porque se me había volcado una copa de cidra durante el brindis cuando la abuela me chocó el codo sin querer.
Pronto, cuando me dio unas nueces para que se las pele, me lamió la mano con un leve ¡mmm! En los labios, por lo que supongo que enseguida nos correteamos por la casa, porque yo quise ponerle un límite. Ella burlaba la situación mostrándome su colita al subirse el vestidito fucsia con sensual elegancia.
Hasta que me arrinconó contra la pared del pasillo que une los cuartos y el baño, justo al lado de la puerta de éste. Me hizo volar cuando nuestras lenguas se encontraron bailarinas en mi boca mientras me acariciaba frotando sus lindas gomas en las mías. Me quitó el straple diciendo:
¡Sabemos que los demás se quedan a bailar un rato con los vecinos, y ellos saben que nosotras nunca vamos… cualquier cosa, si alguien pregunta, a vos te duele la pancita, y yo me quedé a cuidarte… hoy vas a ser mía bombona!
Me desafiaba su risa maliciosa, pero evidentemente su experiencia me dio seguridad y me dejé llevar.
Ni bien comenzó a saborear mis tetas con besos ruidosos le quité el vestido y traté medio incómoda de pajearla sobre su bombacha húmeda, mientras ella me lamía toda con su mano intranquila en mi entrepierna encima del jean. Cuando me hizo oler mi mano izquierda, la que estimulaba su clítoris, sentí que no podía parar de hacerlo! Incluso hice lo mismo con su bombachita marrón apenas se la sacó.
Me arrodillé para ...