1. Mi historia (Primera parte)


    Fecha: 18/01/2020, Categorías: Incesto Autor: lilianababko, Fuente: SexoSinTabues

    ... dijo: quieres verlo? Y aunque un poco nerviosa, asentí con un gesto de la cabeza. Mi hermano estaba sentado en una cómoda y yo diagonal a él en una banqueta, veíamos caricaturas (Reconozco el mérito de haber soportado tantas veces simular ver mis caricaturas, eran para niñas) Para ese momento yo también estaba alerta y ambos mirábamos a todos lados antes de cualquier cosa, en ese instante miro a ver si no hay nadie cerca y cuando volteo mi reacción fue de susto al ver aquella cosa rígida sostenida en su mano. Asombrada recuerdo haber pensado que cómo era posible que a los varones se les pusiera así de grande y duro, mientras mi hermano sin dejar de mirarme comenzó a subir y bajar su mano y me hace el gesto que usaba para pedirme que yo abriera las piernas. Ese día yo tenía un vestido, cuando lo levanto y mis calzones quedan a la vista su mano comenzó a moverse más rápido, su respiración era fuerte cuando de pronto se encorva hacia delante y de la punta de su pene me sorprende ver que chorros de semen brotan en cantidad (Para ese momento no tenía idea de qué era aquella cosa blanca, obviamente no era orina, poco tiempo después lo supe escuchando comentarios en el colegio, ahora sabía a qué se referían cuando decían leche) Al correrse, mi hermano se queda unos instantes apoyando en la cómoda, su pene estaba menos rígido y palpitaba mientras una gota de la cosa blanca guindaba de la punta, entonces él se levanta y rápidamente limpió el piso y simplemente se marchó dejándome ...
    ... allí. Confundida y con muchas interrogantes miro la mancha húmeda en el piso y descubro que la cómoda tenía en un borde un pequeño hilo de ese líquido, me acerco y tímidamente palpé la viscosa textura y raro olor de lo que había salido del pene de mi hermano. Desde su llegada a la casa, mi mamá le había acondicionado un espacio al lado del cuarto de lavado, apenas había espacio para una cama, un escritorio y un pequeño en insuficiente clóset de esos que compran hechos y sólo hay que armarlos. Aunque mi mamá siempre le decía que no podía hacer más (Aquella casa era de dos habitaciones) mi hermano no mostraba incomodidad, tenía la suficiente privacidad para estudiar y ahora pues para usarlo como sitio seguro donde en el momento posible me atraía para masturbarse frente a mí. Por iniciativa propia aprendí a saber los momentos propicios para acercarme al cuarto de mi hermano sin riesgo de ser descubierta, también tomé la iniciativa de acortar la distancia en aquellos momentos. Cuando veía despejado el camino iba a su cuarto donde siempre estaba estudiando en su escritorio, en silencio entraba y me sentaba a la orilla de su cama, digamos que eso era la señal para que él sentándose muy cerca de mí sacara su erección y a pocos centímetros yo observaba su ritual masturbatorio. Era inevitable que por la cercanía sus chorros terminaran ocasionalmente en mis piernas o ropa (Hasta el día de hoy no he conocido a otro hombre que eyacule tanto cómo él, realmente era mucho el semen que brotaba) ...