1. Mi adolescencia: Capítulo 40


    Fecha: 23/01/2020, Categorías: Incesto Autor: Adolescente, Fuente: CuentoRelatos

    ... ya lo supiese o sospechase, no vi que se molestara mucho y no le afectó para nada. Eso me mosqueó un poco, ¿por qué no le ponía un poco celosa si solo unos días antes había estado tonteando abiertamente con Iñigo? En fin, me obligué a no pensar en ello y a disfrutar mi relación con Iñigo. Una relación que se iba a caracterizar, tal y como ya imaginaba, en muchas fantasías morbosas que tenía almacenadas en su imaginación. Y la primera de ellas me la comentó ese mismo sábado.
    
    Ese sábado por la mañana, Iñigo, en un arranque de aparente espontaneidad me regaló sin motivo aparente un conjunto muy bonito que constaba de una chaqueta negra, una camiseta azul oscuro y una minifalda negra, todo muy conjuntado y a la vez muy elegante por lo que me gustó mucho. Como no podía ser menos lo estrené esa misma noche y me encontraba francamente guapa, con clase y elegante con él. Durante toda la noche todo fue aparentemente normal, pero de repente, en uno de los bares que solemos frecuentar Iñigo se me acercó al oído y me susurró: “¿qué llevas puesto? ¿braguitas o tanga?”. Me descolocó por completo esa pregunta. No me lo esperaba. Incluso hasta me molestó un poco. Por lo que tarde varios segundos en contestarle de lo perpleja que me dejó. Al final titubee: “pues… tanga, ¿por qué?”. A él no pareció importarle mi cara de asombro y perplejidad, ni que me hubiese puesto nerviosa al responderle. Solo sonrió y me dijo, o más bien me ordenó: “bien, vete al cuarto de baño, quítate el tanga y ...
    ... luego me lo traes, que quiero tenerlo toda la noche en el bolsillo”. Me sentí totalmente flipada y descolocada. Para más inri, me dio un beso en los labios y se fue a hablar con el grupo de amigos. Yo me quedé sin saber qué hacer. Muy nerviosa y un poco consternada. Una cosa era las fantasías que hacíamos en privado, y otra muy distinta empezar con estas cosas en público. Eso me ponía muy nerviosa, me hacía sentir insegura y por un momento me sentí como una niña pequeña muy avergonzada. Además, él pasó de mí pues en esos momentos de inseguridad ni siquiera me miró, se limitó solo a charlar divertidamente con sus amigos.
    
    Por lo que algo titubeante, desconcertada e incluso asustada me metí en el servicio de chicas y entré en una de las dependencias. Me miré al espejo y me dije a mí misma: “vamos, si es una chorrada, no le des tantas vueltas, si es una tontería. No pasa nada. Es solo un poco de morbo para la fantasía, solo eso”. Pero por mucho que me lo decía a mí misma no pude sentirme muy inquieta e insegura. Como si acabara de robar en una tienda y me estuviesen grabando las cámaras de seguridad. No sé por qué me sentía así de intranquila y con esos miedos, pero es que en esos momentos sí que no me sentía que tuviera 18 años, sino muchos menos, y el hacer algo tan sencillo me estaba resultando sumamente complejo y duro.
    
    Finalmente, hice acopio de valor, y decidí no pensar más en ello, por lo que me quité los pantys que llevaba bajo la minifalda y me quité el tanga que ...