1. La putita de mi novia


    Fecha: 24/01/2020, Categorías: Voyerismo Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos

    Gracias al cielo, tengo la fortuna de ser integrante de una banda de rock como tecladista junto a mi novia, que es la cantante y bajista. Hace un año decidimos convivir, y todo resulta sin mayores complicaciones. Yo doy clases de teclado mientras ella trabaja en un kiosko solo por la mañana, y por las tardes estudia para darle el gusto a la pesada de su madre, que espera que se reciba cuanto antes.
    
    Siempre fuimos de mente abierta, y como resultado de ello, hicimos un par de tríos sexuales, con hombres y mujeres. Si era una mujer, ella podía elegir si mirar o participar, pero no tan directamente. Es decir, se incluía para lamerle los pechos, comerle la boca o chuparme los huevos mientras mi pija se abría paso en la vulva de la intrusa. Si era un hombre, yo solo miraba, o me sumaba para pajearla si este le hacía la cola o le chupaba los pezones, o le acababa en la boquita, aunque no me la chupaba. Aquellos fueron códigos que establecimos sin una preocupación mayor que la de disfrutarnos más. Además las personas con las que intercambiamos placeres y lujurias son conocidas de alguno de los dos, y nosotros garantizamos cada acto.
    
    Sin embargo, un sábado en el que tocamos en un pub bastante de moda, sucedió algo que nunca planificamos, y tenía que ver con que uno de los dos no supiera lo que el otro se traía entre manos. En este caso el chambón fui yo.
    
    Terminamos de tocar tipo 2 de la madrugada, y en plena oscuridad, después de desarmar equipos y atriles, de guardar ...
    ... cables, instrumentos y accesorios, a ella se le ocurrió comprar unos panchos en el camino y comerlos en casa. Esa noche tenía ganas de llegar y hacerle el amor en el living sabiendo que sus padres no estaban. Pero se me cayó la cara cuando al encender el auto ella abre una de las puertas traseras, por las que entran Favio y Mauricio, dos amigos en común, y luego ella dice mientras se acomoda a mi lado:
    
    ¡Les dije a los chicos que vengan, y de paso vemos una peli! ¿Buena idea no?
    
    No tenía cómo oponerme a tamaña sonrisa, ya que al otro día era domingo y no había nada que hacer. Así que fuimos a casa comentando cosas del show, hablando de la ex de Mauricio y del estúpido del sonidista, que son hermanos.
    
    Enseguida en la cocina abrimos un vino para Favio y unas cervezas para el resto, pusimos papitas y aceitunas en unos cuencos, abrimos los panchos del camino y charlamos un poco de las tetas de una morocha que estaba sentada en la primera mesa del bar. No sé en qué preciso momento todo se fue al carajo, lenta pero inexorablemente.
    
    Después de un truquito y de un juego bastante rebuscado con dados, Vanesa susurra en mi oído:
    
    ¡Voy al baño amor, y después me voy a la pieza un toque con Mauri… ando re calentita, y a lo mejor cojamos un ratito!
    
    Algo parecido a una serpiente me estrujó las tripas, al punto de sentir ganas de vomitar, de cagar a trompadas al flaco o de pegarle a ella. Sin embargo, asentí con la cabeza y permanecí hablando de fútbol con Favio, que no paraba de ...
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