1. La putita de mi novia


    Fecha: 24/01/2020, Categorías: Voyerismo Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos

    ... solo podía eructar, gemir o decir: ¡quiero más chupetitos de leche, quiero la mema, más pija!, cada vez que le dábamos un respiro.
    
    Cuando no pudo más de tanto succionar, lamer y soportar nuestras frotadas y pajas contra su carita, se levantó con los ojos endiablados.
    
    Se le colgó de los hombros a Favio y lo tiró al suelo con tanta facilidad, que Mauri y yo estallamos de risa. Se le acomodó en cuclillas junto a su rostro y le pidió imperiosamente que le chupe y muerda la concha con bombacha y todo. Nosotros nos acercamos a su boquita y nos servimos de su arte. Nos pajeaba y peteaba con mayor soltura, mientras meneaba las lolas, frotaba su pubis en la cara de Favio y le decía: ¡chupá cerdo, comeme toda, oleme, mordeme la concha que estoy en celo como una perrita!
    
    Vanesa seguía fiel a nuestras pijas y huevos, cuando creo que un shock de estupor me sacudió el pecho en el momento que Favio exclamó: ¡meate y cagate zorra, ensúciame la cara y la bombacha mamita!
    
    Sabíamos que Favio era el más asqueroso, perverso y morboso de los amigos que teníamos. No me tomó desprevenido su petición, pero no voy a negar que me puso al palo. Ella no paraba de pedirle que le dé más lengua a su vagina, ni de exigirle que le pegue más fuerte en el culo, ni de mamarnos con prisa. Cuando quiso que nos demos la vuelta intuí lo que quería, aunque no estaba tan convencido de obedecerle. Pero no había lugar para contradicciones. Por eso, en cuanto nuestras nalgas dieron contra su cara, ella se ...
    ... dedicó a lamernos los culos mientras nosotros debíamos pajearnos mutuamente. Solo una vez me presté a eso con ella, y fue porque el otro era mi mejor amigo. Esta vez, la pija de Mauri ardía en la palma de mi mano como un leño, tanto que tenía que escupírmelas para facilitarle los deslices. Mi pene también le infestaba las manos con mi presemen, entretanto la lengua de Vanesa iba y venía de un culo al otro, acompañada de besos y lamidas estruendosas.
    
    Cuando la escuché decirle a Favio: ¡querés mi pichí cochino, querés que te mee todo?!, no creí que lo haría. Pero apenas se apartó de su rostro para que cada gotita de pis resuene en el piso y en su piel, y no tardó en dejar un soretito en la bombachita para que el negro estalle de júbilo. Mauri fijo que quería acabar, pero ella le pegaba en las bolas para que no lo haga, a la vez que se fregaba contra la barba de Favio, a quien se le oía murmurar: ¡te como toda chancha, dame todo negra sucia, acabame todo putona!
    
    Luego solo se oía su lengua entrando en su concha, la de Vanesa hurgando en nuestros culos o lamiendo mis huevos, y nuestras pijas siendo pajeadas como si quisiéramos desprenderlas del cuerpo.
    
    Todo hasta que mi despreocupada novia se levantó y dijo:
    
    ¡¿Quién me va a sacar la bombachita meada y cagada guachines?!
    
    En eso se oyó el portón de la cochera, luego un portazo junto al tintineo de unas llaves, y entonces me percaté de que la puerta del dormitorio estaba abierta. Habían llegado mis suegros, y nosotros no ...
«1...3456»