Cyber-amigos con derechos
Fecha: 28/01/2020,
Categorías:
Hetero
Autor: MilkyQueen, Fuente: SexoSinTabues
Debo confesarlo, lo sé, sino este relato no tendrá sentido alguno. Soy una gran adicta a Internet, hago casi todo por este medio. Desde comprar comida o ropa hasta pagar mis impuestos, siento que soy poderosa desde la comodidad de mi hogar. Debido a que paso gran parte de mi día inmersa en la computadora (porque trabajo en una oficina casi 10 horas al día), he hecho muchos amigos y conocido personas maravillosas a través de la red, siendo incluso algunos mucho mejores que las personas que conozco y frecuento en la vida real. Esto sucedió hace 4 años aproximadamente. Yo había salido de una relación sumamente mala, mi ex me había engañado con su profesora de Francés y peleamos arduamente. El tipo es 5 años más grande que yo (teniendo yo 25 años) y cuando lo descubrí, me tachó de estúpida e inmadura. Dijo que jamás tendría lo que tuve con él y que jamás me darían un sexo “tan grandioso” como él y yo lo tuvimos. Esto llegó a oídos de mis compañeros de la oficina, quienes se burlaron durante mucho tiempo y comentaban en voz baja y se reían cuando me veían pasar. Esta situación había llegado demasiado lejos, no me gustaba trabajar a pesar de que no todas las personas se comportaban como idiotas. Había armado una rutina favorita para poder desestresarme y poder olvidar a mi ex. Hace un tiempo atrás encontré una aplicación para móviles donde “podías conocer amistades y amigos”. Dado que yo ya no tenía compromiso con nadie, decidí entrar para distraerme un rato. Me creé un ...
... perfil público para que todos pudieran accesar a mi perfil. Como a mí me gusta sentirme observada y deseada, puse en mi foto de perfil una imagen donde yo salía en la playa, en unas vacaciones a las que había ido con mi ex. Traía puesto un bikini blanco, unos lentes oscuros y tenía una piña colada en la mano. Ese corpiño resaltaba bastante mis pechos, por lo que pensé que inmediatamente tendría seguidores o pretendientes haciendo fila en mi perfil. Y así fue. Me llegaron cientos y cientos de mensajes de hombres y mujeres. Unos queriendo hacer amistad, otros tachándome de “puta”, pero bueno, esa era la parte mala de recibir atención, ¿no? Incluso un par de chicas me preguntaron dónde había comprado mi bikini porque me veía bien. Me pasé un buen rato leyendo los mensajes, pero no respondía todos. Cuando trataban de acceder a mi Skype o a mi Facebook los bloqueaba inmediatamente. No quería intimar con ellos tan rápidamente y no necesitaba la imagen de varios tipos masturbándose frente a mi pantalla. La sola idea de platicar con ellos era suficiente para mí. En ocasiones si los chicos o chicas eran lindos, trataba de excitarlos escribiéndoles cosas calientes. Algunos caían, otros no. Al final se iban y después me mandaban un mensaje “no sabes las pajas que me clavé pensando en ti”, “si te tuviera aquí te destrozaría a punta de vergazos”, “me imaginé que te tiraba mi leche agria en la cara”… Sí, de todo tipo de comentarios. Habían pasado poco más de 4 horas cuando decidí cerrar la ...