1. Historia de mi patrona


    Fecha: 28/01/2020, Categorías: Intercambios Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... entró hasta mi garganta, mis manos fueron una a sus tetas y la otra a su chocho, sentía sus sedosos pelos entre mis dedos, ella seguía con su mano en mi polla. Con su cuerpo empujó para situarse debajo de mí, yo no sé cómo fue pero al momento estaba encima de ella mi polla dentro de su chocho, nuestras bocas besándose y nuestras lenguas peleando, mis manos en su culo, apretando y las suyas en el mío apretando en la dirección contraria.
    
    Empezamos a movernos, yo sacaba mi polla hasta dejar solo dentro la puntita y en ese momento ella apretaba mi culo para clavarse nuevamente hasta juntar nuestros vellos, no duramos nada ella empezó a dar suspiros y a decir.
    
    Amparo.- Sigue mi vida, sigue, me corro, me corro, oh qué gusto, ay dame, dame más, ay qué gusto, ayyyy, me corro, toma mi orgasmo, ay cómo estoy gozando, cómo te siento, dame tu leche, inúndame, riégame, riega este chocho sediento, quiero que me inundes, ay, ya, ya.
    
    Su voz aumentaba de tono y de calor, supongo que era, además de que se estaba corriendo como una burra, para que Andrés la escuchara. Yo tampoco esta callado, me estaba corriendo, mi leche salía a borbotones, su chocho parecía que me estuviera ordeñando. Fue un polvo de locura, el primer polvo de mi vida, mi debut no podría haber sido mejor.
    
    Seguimos enlazados, sudados, pero con muchas de continuar follando. Nos separamos sólo para que ella se pusiera encima de mí, mi polla seguía tiesa como un garrote, se la metió en su chocho e incorporándose dio ...
    ... la luz de la mesilla de noche, el espectáculo era divino, su melena negra suelta, su piel brillante de sudor, sus ojos llenos de deseo y su boca con un rictus de lujuria, mis manos fueron a sus pechos, ella me los acercó para que los mamara, mientras me cabalgaba lentamente, y decía.
    
    Amparo.- Ay mi vida qué polla tienes, cómo me llenas, chúpame las tetas, déjame que te folle, tengo mucha hambre, necesito tu polla, necesito recuperar lo perdido, ay que gusto mámame las tetas, me corro otra vez, ay cómo me gusta, despacio, despacio, déjame saborearlo, ay ya me viene, viene desde muy lejos, es como un tren, ay como me viene, ya llega, ya está aquí, ayyy, ya no pares, sigue mi vida.
    
    Sus ojos estaban en blanco, su cuerpo se retorcía, su chocho apretaba mi polla, todos sus músculos tensos, le daban espasmos y sus manos acariciaban mi pecho, me clavaba las uñas, era una verdadera hembra gozando con un macho. Yo estaba alucinado, no salía de mi asombro, era algo tan nuevo para mí que creía que era un sueño producto de la fiebre.
    
    Continuamos follando, los dos teníamos mucho que recuperar, ella se corría cada poco tiempo, y sus alaridos y expresiones aumentaron. En un momento dado Andrés apareció por la puerta en su silla de ruedas, yo me sorprendí, la verdad es que me había olvidado de su existencia.
    
    Andrés.- Veo que lo pasáis muy bien, ¿tenéis inconveniente en que yo participe?.
    
    Amparo se descabalgó, se puso a cuatro patas al borde de la cama, Andrés acercó su silla ...