Esther: secuestrada por primera vez a los trece años
Fecha: 19/09/2017,
Categorías:
Incesto
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
Se dice con frecuencia que las mujeres se desarrollan y maduran sexualmente más rápido que los hombres, y este hecho pude comprobarlo en mi pequeña hermana Esther. Cuatro años menor que yo, siempre estuve acostumbrado a verla como la chamaca flaca y sin encanto que era a sus doce años de edad. Blanquita de piel, su cabello negro un poco largo en ese entonces y que siempre peinaba en una colita de caballo hacia atrás o en dos coletitas a los lados; una boca chiquita con labios delicados y tiernos para una preadolescente de su edad e incipientemente carnositos pero sin desarrollarse del todo. Podíamos vernos libremente en casa y era de lo más natural ver a mi hermana pasearse en ella con un transparente camisón de color claro (que dejaba ver de manera traslúcida unas pequeñas chichis apenas en desarrollo y un calzoncito blanco por lo regular, de corte completo) o asimismo en diminutas playeras que apenas cubrianle las nalgas. Era igualmente normal verla en su ajustado shortcito de algodón blanco cuando tenía sus clases de educación física y que también invariablemente transparentaba su pantaletita blanca, pero que siempre, dado el movimiento natural de las caderas, terminaba por metérsele parcial o totalmente por su colita. Sin embargo, a medio año después de que Esther recién cumpliera sus trece años de edad, eso empezó a cambiar. Físicamente, su cuerpo de niña empezó a moldear y aunque sus pechitos no crecieron mucho aún, distinto fue con sus nalguitas: poco a poco ...
... comenzaron a rellenarse, a volverse más redondas y "gorditas" por así decirlo. Sus shorts deportivos y sus pantalones empezaron a verse favorecidos con esa redondez y circular caída que hicieron que por la parte de atrás se ajustaran más aún; fue a esa edad que empezó a comer más tela por la raja de su colita haciéndola parecer frecuentemente con una separación muy notoria entre ambas nalgas. Daba la impresión de andar siempre con el culo totalmente abierto y expuesto a la vista de quienes (empezaron a abundar) les gustaba mirarle las nalgas a mi hermana. La verdad, a mi también me gustaba mirarle el culo a mi hermana y sus piernas que también empezaron a llenar y a tornearse para esa edad. Ya sabía yo lo que era una paja y sin saber porque (tampoco me interesaba mucho explicarmelo) me empecé a pajear con fotos de ella y cuando la veía dormir, siempre de costado o boca abajo, posiciones que hacían que su calzoncito fuera comido por su rajita anal, dejándola prácticamente con las nalgas al descubierto. En cuanto a su conducta, Esther también empezó a cambiar: comenzó a interesarse más en su presentación, a arreglarse más pero sin perder su toque de niña puberta que aún conservaba. Eso sí, comenzó a usar ropita interior más sexy y atrevida (boxers cacheteros y bikinis, sin llegar a usar tanga aún) pero su lencería dejo de ser infantil para tomar un toque más "teens". Obvio que con sus emergentes cambios físicos, eso le favorecía genial. Y claro, me representaron oportunidades de más y ...