Embriagado de amor por mamá.
Fecha: 05/02/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: Crusnik, Fuente: SexoSinTabues
Mi madre tuvo una reunión con sus amigas de juventud. Era bueno que saliera luego de la muerte de mi padre. La recogí, la encontré un poco tomada y abrazados la ayudé a entrar a la casa. Llevaba un vestido sencillo de una sola pieza que hacía juego con sus ojos color caramelo. Mi mamá no es gorda, pero es llenita por sus 50 años y de caderas anchas y tetas grandes. Cogí su cadera y la vi como la mujer que es. - Hijo, ¡qué bueno que te hayas acordado de tu vieja madre! ¡Ya que estás enamorado, ji, ji, ji - ¡Mamá! Sí, estoy saliendo con Mirella, pero siempre estoy pendiente de ti. Mi madre seguía molestándome, dirigiéndome indirectas por lo de mi enamorada. Por un tiempo creí que estaba celosa con Mirella. Cargué a mi madre que se tambaleaba. A pesar del alcohol, el aroma que emanaba de su piel era delicioso. Acercó su boca a la mía y luego se detuvo. Por un momento creí que me quería besar. Al llegar a casa acosté a mi madre en el sillón y empezamos a conversar hasta que se quedó dormida sobre mis piernas. Se veía tan dulce y frágil. Con su piel tersa y suave, sus caderas anchas, sus tetas grandes, su piel clara, sus ojos caramelo, su cabello castaño largo, sus lentes redondos y su cara redonda. Acaricié su cabello y su rostro suave. Mi madre hacía dulces gemidos, bajé mi mano por dentro de su vestido, abriendo los botones, pasando mi mano por la naciente de sus tetas, un botón más y se abre su falda, paso mi mano por sus piernas tersas. Estoy caliente y con una erección. Mi ...
... instinto me gana y no lo pienso, abro ligeramente la boca de mi madre y la llevo hasta mi pene, se siente tan bien su aliento caliente. Rápidamente reaccioné y dejé a mi madre. La acosté en su cuarto y me fui al mío. Me masturbé pensando en mi madre hasta quedarme dormido. A la mañana siguiente mi madre se levantó con resaca, la ayudé a llegar al baño. Le sostuve el cabello mientras vomitaba en el wáter. Se ensució su ropa y la ayudé a quitársela, sin pensar. La lavé tiernamente. Una erección empezó a formarse. Me coloqué detrás de ella para cepillarle los dientes. Mi pene estaba sobre su espalda y me quería retirar pronto. La llevé a su cuarto y la acosté. Le llevé un vaso con agua y el desayuno. A las horas mi madre estaba dormida boca abajo, las bragas resaltaban su culo grande y oía gemidos de mi madre que estaba en un sueño erótico y sus bragas se transparentaban un poco porque estaban húmedas. Mis hormonas de 18 años estaban a tope. Puse las bragas a un lado, olí su coño que olía a gloria y lo empecé a lamer de a lados y en círculos. La cogí de las nalgas y levantándola le bajé las bragas, olí el perfume de su piel, besé sus nalgas mientras mis dedos se deslizaban por su raja. Mi madre gemía creyendo que era parte del sueño al despertarse y mirarme para decirme: - ¿Qué? ¿qué estás haciendo? –mientras seguía gimiendo. No me resistí más, le clavé mi pene y empecé las arremetidas. Mis manos se aferraban a su culo, levantándolo. Mis arremetidas eran brutales. Mi madre decía ...