Historia del chip 019 - De tiendas - Daphne 007
Fecha: 09/02/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: chopin, Fuente: CuentoRelatos
... lenguas y Jennifer le señaló la pantalla de nuevo. Los labios de las figuritas, -los labios de arriba-, estaban más iluminados. Algo más rojizos y radiantes.
—No vamos ahora a probar otras zonas, porque sería demasiado espectáculo para nuestro proveedor. Ya te haces una idea de cómo funciona, pero seguramente Bernabé querrá que sepas algo más sobre el tema.
—Encantado, Jennifer. Daphne, tienes nanopartículas que exploran tu piel buscando similitudes y patrones de excitación. Informan a las figuritas y el resto es sencillo. Todo el proceso es ajustable. De hecho, el software ya está incorporado a la tableta de Jennifer. Deberías apreciar todas las molestias que se ha tomado contigo. Esta tecnología es extremadamente cara y escasa.
—¿Cuánto de cara? — preguntó Daphne, con temor a escuchar la respuesta.
—No es tan importante, Daphne. Pero imaginando el sueldo anual de tu padre, todo esto cuesta por lo menos cien veces más— le contestó Jennifer.
Daphne calló entre inquieta y admirada. Al menos algo sí que debía quererla, aunque puede que eso fuese calderilla para Jennifer. Todas sus modificaciones debían ser todavía más caras. Bernabé no terminaba de sacar cosas de todas partes. Esta vez, los pendientes de Jennifer que resultaron ser unos aros de media luna, sencillos y elegantes. En cuanto se los puso, Bernabé le dijo: “Lo activaré ya.”
Pulsó un botón en el ordenador. Daphne no apreció nada nuevo. Jennifer le indicó que se levantase. Cogió dos figuritas más y ...
... se las dio a Bernabé, que volvió a enfundarles cadenitas a las nanos, así como un aro. Se las entregó a Jennifer. Daphne ya se había incorporado a instancias de su rica amante.
Jennifer abrió el aro de una de las figuritas y la engarzó al cordel azul. H4 notó inmediatamente como el tirón afectaba a su clítoris, entre otras cosas. Sin pararse a observar el efecto, Jennifer le colocó la otra junto a la otra cadera. En cuanto soltó la figurita, la cadena pareció encoger en el vientre y en el culo de Daphne. No podía creerlo. No pesaban tanto. La puso en antecedentes.
—Coge una. No es la figurita la que pesa, sino la cadena. No es mucho más larga que la que llevas en las orejas sólo que su densidad es bastante mayor— precisó Jennifer. A Daphne le pareció una niña con una muñeca nueva con la que jugar.
En cuanto Daphne alivió el peso del cordel, su preocupación principal disminuyó. Desgraciadamente, el pequeño movimiento cerca de su clítoris sólo contribuyó a su habitual enardecimiento. Y en cualquier momento tendría uno de sus ataques. La figurita que tenía en la mano estaba con las manos juntas y encadenadas a la cadena que terminaba en el aro de su cintura. Ahora no había una pierna levantada seductoramente, ahora las dos piernas estaban abiertas, bien abiertas y estiradas algo hacia delante. Miró a la pantalla gigante. Su minivagina quedaba bien a la vista, los labios y todo lo que tiene una mujer, se veía hasta en el más mínimo detalle. Prefiriendo no seguir viéndose ...