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Albertito 2
Fecha: 10/02/2020, Categorías: Gays Autor: juanitocaminador, Fuente: SexoSinTabues
... amigos y ellos me querían a mi, tenía que ser tan macho como ellos, pero cómo hacer, si apenas vi la verga de Carlos, mi esfinter dio un respingo? Llegó mi turno, Carlos volvía satisfecho de detrás del arbusto acomodándose la ropa y me miró sonriendo. Pasé detrás del arbusto. Albertito seguía boca abajo sobre las remeras, me dedicó una sonrisa, me tiró un beso y volvió a acomodar su mejilla sobre sus brazos en cruz. Me quité el pantalón y el slip, me arrodillé entre sus piernas y le abrí las nalgas, su anito enrojecido y abierto tenía rastros del semen de mis amigos y mucha mucha humedad, el olorcito a sexo anal llegó a mi nariz. Se la metí entera de una sola vez, mi pija se deslizó hacia adentro sin la menor presión, con esa deliciosa suavidad de conchita que tiene un rico culo dilatado y bien cogido, le puse los brazos debajo del pecho y comencé a bombearlo mientras le besaba el cuello. -Uy que rico me cogés Lucas -En serio Alber? No te gustan más las pijas de los Medina? - Todas me gustan, pero disimulo para que no crean que soy demasiado puto. Pero vos me tratás distinto. No sabía que pensar, era la primera vez que escuchaba en Alberto algo distinto al uyuyuy y al "te hechás otro?". Adentro de Alberto había algo, no era sólo un cacho de carne con un agujero caliente dispuesto a satisfacer a toda la barra, por qué lo hacía?, qué necesitaba? En ese momento no supe parar, mi orgullo de macho especial privó sobre mi humanidad y me esmeré en romperle el culo como un macho ...
... debe romper un culo. Acabé, gimió un poco, antes de sacárselalo lo besé apenas en los labios y después en las dos nalguitas. Siguió Daniel, siguió Manuel y el culito de Alberto quedó rebosante de la abundante leche de cinco machos adolescentes. No sé cómo hizo para escurrirse, o si no lo hizo, pero en minutos Albertito estaba de nuevo con nosotros, como si nada hubiera pasado. Tranquilos y relajados volvimos a la esquina y de a poco cada uno se fue yendo a su casa sin comentar nada de lo ocurrido. Cuando llegué a casa me fui a bañar por las dudas. Antes de la ducha me senté en el inodoro y comencé a pajearme, no lo pude evitar, mis dedos índice y mayor fueron a buscar mi agujero y mientras se clavaban y revolvían violentamente en mi esfinter, mi mente me repetía una y otra vez -yo, sí yo, soy mil veces más puto que Alberto, qué dirán mis amigos si se enteran?-. Casi llorando acabé contra la pared de frente al inodoro. Mis dedos salieron con rastros de sangre, el dolor en el culo me recordó durante varios días mi escondida condición. La vida siguió. Me seguí cogiendo a Albertito, pero de a poco fui comenzando a abandonar a Damián, mi descontado "si" se fue convirtiendo en "hoy no tengo ganas, pero si querés te cojo". La relación se fue enfriando y algún tiempo después ya no hubo más encuentros con mi amigo de la infancia, mi compañero en el camino del descubrir la homosexualidad. Comencé la universidad, comencé a trabajar y me sumergí en esas actividades con la misma furia que lo ...