Amanda, una mujer muy caliente
Fecha: 28/02/2020,
Categorías:
Hetero
Autor: Zaratustra, Fuente: CuentoRelatos
Además de lo caliente que parecía ser había algo en aquella chica llegada de ultra-mar. Su cabellera negra azafrán y su piel pálida como la muerte resaltaban esa exótica belleza no antes vista por ninguna de nosotras. Su porte al caminar y su sexi delgadez contrastaban con sus grandes tetas que se mecían al natural porque nunca se ponía sujetador. Creo que eran esos contrastes, esos opuestos los que hacían de Amanda la chica más misteriosa que había visto en mi vida y la primera chica que desee con deseo eminentemente lésbico.
Desde que nos vimos la primera vez cruzándonos en direcciones opuestas caminando por los pasillos del colegio No pudimos dejar de vernos. Al cruzar nuestros caminos ambas nos volteamos a ver no una sino varias veces. Esa chica me dejo caliente desde el momento en que la vi, y si bien ya había notado en mis ciertos impulsos de lesbiana desde chica esa tarde se confirmaron. Amanda estudiaba un año más adelante que yo por lo que mis posibilidades de entablar comunicación y conocerla no eran buenas, pero tampoco imposibles. Al día siguiente supe su nombre, me pareció sexi, como ella, y al parecer estaba en boca de todo el colegio, tanto de hombres como de mujeres. Entre las chicas de mi generación rápidamente se volvió en la rival número uno de unas o en el deseo prohibido de otras, o las dos cosas al mismo tiempo. Pero para mí se convirtió en algo más, Amanda se volvió en mis ganas de vivir, de estudiar y de verla pasar.
Cada día pasaba horas ...
... arreglándome en el espejo solo para llamar su atención, en las noches apresuraba mi regreso a casa para poder llegar, deshacerme de mi ropa y rascarme las ganas encerrada en mi cuarto imaginando su cuerpo junto al mío. En ese tiempo tenía un vecino que se convirtió en mi amante y al que procuraba ver todos los días para saciar mis ganas de ella. Obvio que él creía que me moría por el pero no, para nada, simplemente lo utilizaba para imaginarla a ella mientras él hacía de las suyas con mi cuerpo. Fue así como poco a poco fui sabiendo algunas cosas de ella, aunque en realidad las pocas cosas que se sabían de ella en el colegio eran solo rumores, chismes y combinaciones de ambos con fragmentos pequeños de historias que en ese tiempo me parecían historias de fantasía y que solo alimentaban mis deseos y mi curiosidad por ella. De oídas sabía que hablaba muy poco español, que venía de un país lejano, muy lejano, quizás del otro lado del mundo. Unos decían que Amanda venia de un reino de dunas de arena donde sucedían espantosas tormentas de arena que cegaban la vista de las ciudades por días e incluso semanas, otros aseguraban que era una princesa templaria que venía huyendo de conspiradores asesinos que querían su muerte, los más exagerados llegaban incluso a decir que era un agente secreto de los temidos servicios de inteligencia israelitas y que había venido en misión secreta para plantar funestos atentados terroristas en mi país.
Pero los que más me interesaban de todos, eran los ...