Alicia 18/25
Fecha: 01/03/2020,
Categorías:
Hetero
Autor: evloguer, Fuente: SexoSinTabues
... poco de la ranurita delantera, esa ranurita que se humedecía a la noche recordando una mirada que se clavaba en ella. Esa colita ya no se conformaba con atraer ojos, necesitaba que unas manos se posen allí, y la idea de una azotaina parecía ser la solución. Acertada solución que se demostró al sentir esas palmas enojadas que la azotaban, ese arrepentimiento que le curaba la zona dolorida con muchos besitos, ese bulto en el pantalón que anunciaba que los jueguitos se habían iniciado. Ya tenía el traserito curado, las huellas habían desaparecido pero no así sus ganas de seguir jugando, de prolongar y escalar lo que habían iniciado. . Por la tarde suena el teléfono y atiende Alicia, yo esperaba el llamado de un cliente pero la conversación se hacía larguísima. Desde mi oficina escuchaba las risitas y una vocecita que subía y bajaba de intensidad, me consumía la curiosidad por conocer los temas conversados. Al fin colgó el aparato y vino a verme, mi nena traía una sonrisa delatando que habían tocado temas íntimos, cuando se paró al lado mío me arodillé para tomarla de la cinturita y miraba expectante su boquita, que largase de una buena vez las palabras que estaba esperando. Pero no, esos labios estaban esperando a los míos para que los agasaje debidamente, me tuve que comer esa boquita deliciosa, mejor dicho: nos comíamos mutuamente ya que su pasividad era un recuerdo lejano. Al final se decidió a soltar las palabras: Margarita había optado por el plan que incluía un ...
... supositorio, debía conseguir las cosas y que todo pareciese normal. Ya había logrado que el papito le vea y toque la colita, hasta había logrado que le bese los globitos y que su lengua pasee suavemente por la zanjita que los separa. Pero la situación era insostenible al menos hasta que alcancen una etapa verbal, cuando pudiesen plasmar en palabras todas las cosas que vivían en silencio. Los dichos de mi cielito me hacían recordar las épocas en que nosotros tampoco hablábamos del tema, yo podía tener mi mano posada en su colita mientras conversábamos de tonterías, mis dedos recorrían febrilmente su bombachita pero mi voz no expresaba todos los sentimientos agolpados en la garganta. Ya no aguantaba tenerla paradita al lado, la subí a mis piernas y aspiraba el perfume de su cabello mientras aguardaba la continuación de su relato: El sábado venían unos primitos para festejar cumpleaños, se haría una barbacoa y el ambiente festivo era ideal para que la nueva amiga le trajese una receta y las cápsulas destinadas a su anito, claro que a escondidas. Estábamos invitados y de paso se me presentaba una oportunidad para hablar con Peñafiel en un clima distendido. Yo no dejaba hablar mucho a mi hijita con tanto morderle esos carnosos labiecitos que se movían y largaban palabras mientras nuestras miradas decían que se estaba abriendo otro horizonte para nuestras aventuras. Cuando fuimos a su habitación para que elija las ropitas que usaría el sábado, no le dejé modelar las últimas prendas que se ...