Viaje de placer en el Caribe
Fecha: 02/03/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: libelula, Fuente: CuentoRelatos
Llegó mi marido a casa anunciándome que tenía que viajar por negocios a Repúbica Dominicana. Tenía que realizar algunas gestiones en distintos puntos del pais que le llevarían tres o cuatro días, pensaba que podía acompañarle y aprovechando el viaje, alargar la estancia para disfrutar los dos de unos día de descanso.
Programado el viaje, tomamos un vuelo para disfrutar de unos diez dias de evasión , era como un viaje de novios no previsto, que me hacía mucha ilusión, deseosa de disfrutar de mi marido y abierta a cualquier aventura que pusiera surgir, contando con el anonimato de estar en un pais desconocido.
Nos alojamos en un hotel de una cadena internacional, de esos que cuentan con todos los servicios y no es necesario salir del hotel para divertirse, aunque ese no era el plan que llevaba en mente.
Llegamos a medis mañana al aeropuerto de Las Américas y entre cubrir el trayecto al hotel, pasar por recepción y deshacer las maletas, se había hecho la hora de comer. Despues de una siesta, para recuperarnos del viaje, ya avanzada la tarde nos arreglamos para salir a dar una vuelta por la Ciudad. Volvimos al Hotel para cenar, tomamos una copa en el pub del Hotel y nos fuimos a dormir.
Nos levantamos tarde, ya recuperados del largo viaje, y pasamos la mañana en la piscina tomando zumos y bañándonos. Por la tarde recorrimos algunas calles de la Ciudad Colonial, visitando algunos monumentos de interés. Estaba atardeciendo y un taxista nos llevó a un restaurante que él ...
... mismo nos recomendó. Le psedimos volviera a recogernos a las dos horas despues de la cena.
El taxista nos esperaba y le pedimos nos acercara a una discoteca de ambiente. Nos dijo que la mas moderna y animada era Praia y nos llevó hasta allí. Era un local con instalaciones modernas y se veía buen ambiente al entrar. La clientela parecía de buen nivel por su forma de vestir, la mayoría entre trienta o cuarenta años. Ocupamos una mesa y pedimos ron a las rocas, simplemente ron con cubitos de hielo y limón caribeño, pero que ya la habíamos probado en el Hotel y entraba rico. El ritmo de la música caribeña hacía mover el cuerpo sin querer. Varias parejas bailaban de forma rítmica y sensual, había muchachas hermosas, de cuerpos esculturales, lo mismo que sus acompañantes, jóvenes huapos con cuerpos musculados que verlos bailar ya era un espectáculo. Intenté imitar aquellos bailes moviéndome con sensualidad y como mejor podía llevar el ritmo, pero mi marido no es precisamente buen bailarín y no eramos precisamente una buena pareja de baile. Nico pronto se cansó y me pidió regresar a la mesa, donde las copas de ron le atraían mas que el baile y su mujer.
Hacía rato que un chico de unos treinta años, alto, guapo, mulato me miraba con insistencia, yo le mantenía la mirada y acabó por acercarse, dijo llamarse Julio César y creyendo que Nico era mi padre, le pidió permiso para invitarme a bailar. Acepté gustosa y le saqwué de su error presentándole a mi marido. Aque chico bailaba ...