Viaje de placer en el Caribe
Fecha: 02/03/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: libelula, Fuente: CuentoRelatos
... como un profesional y era fácil seguirle los pasos y mas despues de atender alguna instrucción que me dio de como debía hacerlo. Intenté moverme son sensualidad y sentía el roce del muchacho en mi cuerpo. El baile iba excitándome a cada paso y el chico estaba como un tren, realmente apetecible.
Descansamos un rato y nos sirvieron otras copas. Mi marido ya debía llevar unas cuantas porque empezaba a hablar de forma atropellada y sin vocalizar bien, pero me interesaba siguiera tomando y me dejara disfrutar de la noche. Estaría bailando como dos horas toda clase de ritmos, aquel muchacho me enseñaba pasos desconocidos que aprendía aplicada, estaba disfrutando y me felicitaba de haber encontrado al acompañante ideal para disfrutar de la velada. El chico se pegaba lo que podía a mi cuerpo, notaba sus manos como me recorrían todo mi cuerpo, en algunos movimientos sentía su bulto en mi cola con movimientos sensuales, notaba su pierna entre las mias mientras mi sexo rozaba su muslo moviéndome cadenciosamente. Por momentos mi calentura iba en aumento y notaba mi sexo húmedo, en parte por el sudor y sobre todo por los flujos que manaba debido a mi excitación. El chico lamió de mi cara una gota de sudor y yo le correspondí dándole la boca para que me besara y metiera su lengua. Seguimos bailando pero mas que bailar nos tocábamos con deseo, juntando nuestros cuerpos en movimientos casi pornográficos, moviéndonos y rozándonos de forma sensual en una escena de apareamiento sin ...
... sexo, que mas parecía de cortejo animal en la que la hembra exteriorizaba su deseo de ser poseida.
Cuando volvimos a la mesaempapados de lujuria, deseo y cansancio, mi marido estaba medio dormido por los efectos del ron que había tomado, asi que le pedí al muchacho me acompañara al hotel para ayudarme a llevar a mi marido. Lo hizo encantado y llegamos en taxi al hotel. Entró apoyado entre los dos para evitar andar haciendo eses y caerse. El recpcionista puso pegas en que Julio César subiera a la habitación, a pesar de mi insistencia en que subía a ayudarme, argumentaba órdenes de dirección de no permitir el acceso de nativos a las habitaciones. Saqué del bolso unos dolares que puse encima del mostrador y subimos en el ascensor.
Ya en la habitación, acostamos a mi marido en una de las camas y nosotros nos desnudamos con prisas para acostarnos y disfrutar de nuestros cuerpo. Nos besamos, acariciamos, recorrimos cada centímetro de piel, lamimos nuestros sexos, disfrutamos de sensaciones excitándonos al máximo. Recorrí su verga oscura y deliciosa que iba creciendo al sentir mi lengua, la mamé con fruición y eél me comía la vagina y mordisqueba mi clítoris haciéndome temblar de placer, cuando ya nuestro deseo incontrolado nos venció, me penetró tumbada boca arriba, con mis piernas en sus hombros para hacer que su penetración fuera profunda, sentía quella polla deliciosa disfrutarme con deseo animal, con sus manos en mis nalgas me atraía hacia él para poseerme con fuerza y yo ...