Violencia de género
Fecha: 22/09/2017,
Categorías:
Infidelidad
Autor: ezequielz, Fuente: CuentoRelatos
Soy Ezequiel. Tengo 37 años. Estoy viviendo mi plenitud sexual. Hace poco más de un año conocí en una red social una hembra preciosa de 45 añitos. Toda una dama! Es la materialización de mi deseo sexual hecho cuerpo. Todas mis fantasías fueron comprimidas en esa mujer. Ellas es Santa y puta por igual, y sus dos facetas son de excelencia. Obviamente nos estamos uniendo emocionalmente también. Desde el día que hice el amor con ella no tuve ojos ni pija para otra mujer. Nuestra atracción fue irrefrenable. A los dos meses (previos análisis correspondientes) ya estábamos cogiendo a pelo... Por dios... si me gustaba antes de eso, sentir su interior fue el cielo mismo.
La veo solamente un vez por semana. Ella tiene sus hijos, su trabajo y sus actividades recreativas que le insumen gran parte de la semana, y como vivimos lejos solo nos queda un día para matarnos y luego resucitar hasta el proximo encuentro. Cuento esto para contextualizar lo ocurrido. Encuentro tras encuentro rompemos todos nuestros records sexuales históricos... pero la magia y la calma duran 48/72 hs. Así que ahí es cuando arranco a hacerme la paja. Entro a poringa y miro los videos que grabe con ella. Cada tanto le sumo la estimulación de la marihuana (no soy un asiduo consumidor, solo la utilizo para componer en el piano). Me suma una sensibilidad y unas cosquillas divinas. Suelo servirme un trago, fumarme uno y hacerme una reverenda puñeta de 2 hs. Pero una noche tipo 23:30 hs ocurrió algo "trágico". Estaba ...
... en mi faena cuando me dio la sensación de escuchar ruidos que de muebles y una mujer llorando. Seguí en lo mío pensando que era la persecuta típica del porro, pero al rato esto se reiteró más fuerte. Mi intranquilidad fue en aumento. Me saque los auriculares y confirmé que había una "discusión" en el piso de arriba. Ahí vive la típica pareja de 50 años sin hijos, medio apagados y rutinarios. Ella no llama la atención, es muy menudita, de tez blanca, pechos tímidos, con una linda cintura y un culito respingón que luce siempre en su calza negra. Me acerque a la puerta de entrada de mi departamento para ver si se calmaba la cosa o ya iba siendo hora de intervenir quizás. Mientras tanto me iba poniendo los pantalones. En eso escucho que se abre su puerta y sale ella llorando, comenzó a bajar la escalera ante la mirada de otra vecina de arriba y la de abajo enfrente mío. Yo abrí, hicimos contacto visual y ella encaro para mi lado, el venia atrás con la cara típica del poco hombre que es agarrado in fraganti. Ella entro, y yo no tuve siquiera que estirar la mano para frenarlo. La bestia acepto su error, bajo la mirada y volvió a su casa, obviamente sufriendo el escarnio de las otras dos señoras que en batón lo despreciaban con toda su furia.
Cerré la puerta. Ella estaba apoyada con su espalda contra la pared llorando, mirando el piso. Lucía un vestido corto y bastante maltrecho (típica ropa de entre casa). Todo mi cuerpo se bloqueó ante la adrenalina que me corría en las venas ...