Patricia cuenta su historia III
Fecha: 22/09/2017,
Categorías:
Intercambios
Autor: claudiob, Fuente: CuentoRelatos
... espalda.
—No hay problema te enjabonaré toda.
—¿toda?
—Sí, toda. ¿No querés?
—Sí, me agradaría pero ¿mis partes íntimas también?
—Sí, no vas a tener vergüenza ya varias veces te las he lavado, - Le digo enjabonándole el culo.
—Sí varias veces lo hiciste - Me dijo tirando hacia atrás su culo, mientras acaricia su concha -, pero hoy hablamos de cosas que otras veces no.
—¿Y, que tiene? ¿Te calentaste? - Le dije dándola vuelta y reemplazando su mano por la esponja, para seguir enjabonándole la argolla, aunque jabón ya no tenía.
—Sí, mucho ¿Vos no? - Me dijo mientras su boca atrapa uno de mis pezones.
—Sí, yo también me calenté mucho, sino porque te crees que te estoy enjabonándote así – Le dije dejando caer la esponja para que mi mano toque directamente su concha.
—Me gusta mucho – dijo al tiempo que sus labios dejaron libre mi pezón y exhaló un suspiro de placer, para a continuación separándose de mí y mirándome a los ojos decirme: “Pero esto está mal, ¡Soy tu madre!
—Sí, eres mi madre, yo soy tu hija - Le dije mirándola a los ojos yo también, pero también somos dos mujeres que estamos calientes porque llevamos más de cuarenta días sin coger.
Cierto, me dijo mientras, su mano izquierda jugaba con mi concha.
Eso fue suficiente para que nos abandonásemos al placer de disfrutarnos.
Nuestras bocas se unieron en un húmedo y profundo beso.
Sus tetotas se pegaron a las mis y su mano derecha comenzó a acariciar mi culo, mientras yo ...
... apretaba su clítoris entre los dedos índice y pulgar de mi mano izquierda y la derecha buscaba acariciar la separación que existía entre los cachetes de su gran culo.
No he descripto aun a mi madre, creo que es un buen momento como para hacerlo, aunque más no sea sucintamente.
Ella tiene una altura de 1,65 metros, 61 kilos de peso cabello negro hasta la cintura, una mata casi salvaje en su concha y medidas 110-64-120 y si tiene tanto culo no es porque tiene amplias cadera solamente, sino porque su culo se eleva hacia atrás, como si una pija se lo estuviese empujándolo desde su concha.
Sus piernas, ya no la sostenían, había sido todo un esfuerzo para ellas haber estado tanto tiempo de pie, por lo cual no bien hicimos esto sentí como las mismas se le doblaban, por lo que cerré el agua y le dije que la iba a secar para luego ir a la cama a fin de disfrutar el encuentro, luego de secarla la llevé a la cama y, luego de secarme yo, me tendí a su lado.
Continuamos besándonos, hasta que en un dado momento, separa su mano de mi empapada concha y comienza a bajar, dejando su lengua un rastro de saliva desde mi boca hasta mi concha, a la cual comienza a recorrer, sin dejar ninguno de sus pliegues sin acariciar con su lengua.
Al ella girar yo también lo hice, por lo cual yo también recorrí toda su concha, imitándola.
En un dado momento sus labios rodean mi clítoris haciéndole una suave presión mientras su lengua le da pequeños golpecitos.
Esto terminó de llevarme a un gran ...