Asi es mi actual vida
Fecha: 11/03/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: Susyalfi, Fuente: SexoSinTabues
... tiene una amiga con la que van al cine, a bailar y seguramente cogerían. Ella vino un día a casa con ganas de hacer amistad conmigo, la acepte y comenzó una buena relación. Gracias a ella me enteraba de la vida de Carlitos mi niño, púes si era por él seguiría tan ignorante como siempre. Las confidencias fueron en aumento hasta me comento que cuando podían se echaban un polvito, bueno solo ella porque él no acababa nunca. Que?, no puede ser, y menos a esa edad. La acose con preguntas, y me confeso, que parecía lo hacia pero nada salía de su pija, siempre seca. Hasta cuando se la chupaba, no salía nunca nada y según él, le decía que había acabado y la pija se le bajaba. Ella contenta pues podían hacerlo sin condón y nunca quedaría embarazada, era sexo seguro. La cosa me inquietó, pero como acceder a la información directa sino era con el mismo?. Consulte a un medico amigo y me explico que padece de una enfermedad rara que hace que eyacule normalmente pero que su esfinter no le permite expulsarlo sino que lo vierte sobre la vejiga. Se llama eyaculación retrograda. Su origen es múltiple asociado a la próstata y a la producción de espermatozoides, cirugías, y otras dolencias más complejas. Hay medicamentos que permiten mantener el musculo del cuello vesical cerrado durante la eyaculación, pero su utilización requiere estudios previos de un especialista y hasta esta la solución quirúrgica poco recomendable, pues puede dejar secuelas como falta de retención. Bueno no hay otra manera ...
... que hablarlo con él. Le pedí a ella abordara el tema, pero de a poco la chica se espantó y lo dejó. Poco seria su amor por él; solo desearía coger a pelo sin peligro de embarazarse. Me armé de coraje y lo hablé yo. Con mucha vergüenza y temor pero necesitaba hacerlo. Por fin fuimos a la consulta y a recorrer el largo itinerario de análisis, revisaciones y pruebas, entre las que hubo que hacer que vaciara la vejiga, luego se masturbase y vaciar su orín sobre un vaso al que había que llevar al laboratorio para el recuento de espermatozoides. Recuerdo las manchas blancuzcas como gelatinosas que nadaban en su orina, pensé esa es la lechita de mi niño. Luego comienza el tratamiento. Toda esta experiencia nos había hecho más compinches y recién entonces se abrió a comentarme sobre su vida y pensamientos. Entre otras cosas la admiración que le causaba mi cuerpo, que lo consideraba el más lindo que había visto. Del amor que me profesaba que excedía al de un hijo con su madre. La cosa me alagaba y me daba miedo al mismo tiempo. Pero sin quererlo me fue haciendo más coqueta, cosa que mis compañeros de la escuela me hicieron notar con algún piropo o invitación a un cafecito, jaja prolegómeno de una buena cojida. Estaba cada día mas inquieta, y cada día más apegada a él y a su rutina, hasta veíamos cine erótico juntos, pero con total respeto. Esto último me comenzaba resultar feo, ya deseaba dejase de respetarme. Sus erecciones las disimulaba bastante con suspensores que le aprisionaban ...