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Anita se va de excursión
Fecha: 15/03/2020, Categorías: Gays Autor: vladi, Fuente: CuentoRelatos
Las fechas entre mediados de Abril y finales de Mayo son, en la ciudad donde vivo, particularmente agradables, ni mucho calor ni frío así que, como había un lunes festivo Juan y yo, como era bastante usual, decidimos pasar el largo fin de semana sano acampando en la montaña dedicando todo el tiempo al deporte y al aire limpio así que fuimos a una montaña de casi dos mil metros y tras dejar el coche en un pueblo cercano el viernes después de comer hicimos una marcha a pie de algo más de ocho kilómetros hasta una pequeña laguna que fue en su día la cabecera de un glaciar esperando que no estuviese muy concurrido; hubo suerte y aunque parece increíble no había nadie así que elegimos donde acampar y nos dispusimos a pasar los tres días de vacaciones. A última hora de la tarde apareció un par de tíos algo mayores que nosotros que intentó montar su tienda. Digo intentar porque no eran muy duchos y tras verlos luchar un buen rato (y reírnos lo nuestro) les ayudamos a montar la tienda a unos cincuenta metros de la nuestra y en la orilla de la laguna. Después de cenar, ya de noche, mientras Juan y yo charlábamos tumbados en la hierba, se acercaron los dos. Álvaro y Guillermo eran sus nombres, y nos invitaron a una copa como agradecimiento a la ayuda en el montaje de la tienda; por supuesto aceptamos y pasamos un buen rato hablando de todo incluyendo temas sexuales, pero sin especial incidencia, aunque repitieron en el tema de intercambio de parejas. Cuando volvimos a la ...
... tienda a dormir Juan me dijo que pensaba que eran pareja y yo le dije que también lo creía y que si se había dado cuenta de su insistencia en lo del intercambio me dijo que, si y que yo que pensaba, le contesté que no me parecía mal, parecían aseados, educados y con buen nivel pero que ya veríamos como evolucionaban la cosas, de momento estábamos provistos de preservativos y lubricante anal. Al día siguiente y después de hacer una cochinaditas nos levantamos y decidimos ser valientes y bañarnos en la laguna desnudos puesto que no había llegado nadie. Cogimos el jabón, nos jabonamos mutuamente la espalda y las zonas nobles con lo que supusimos que nuestros vecinos, si nos habían visto se habrían dado cuenta de que iba la cosa. Después de secarnos el uno al otro nos sentamos a la puerta de la tienda a desayunar. Al poco rato salieron nuestros vecinos, en pelotas, nos dieron los buenos días y se metieron en la laguna a jabonarse imitando lo que habíamos hecho nosotros. Con todo esto había quedado claro que ellos también eran parejita, lo que había que aclarar era si querían intercambio. Pasamos todo el día corriendo y haciendo deporte. Después de comer y de dormir una buena siesta volvimos a repetir el baño y jabonamiento, esta vez con nuestros vecinos como discretos espectadores. Después de cenar y una vez entrada la noche les devolvimos la invitación de la noche anterior a tomar una copa. Aceptaron y estuvimos charlando y bromeando un buen rato; pareció que cada uno se ...