Mi madre y yo estamos locos
Fecha: 21/03/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: Luis Maria, Fuente: CuentoRelatos
... la parte superior de su camisa, la abrí, pude contemplar sus grandes senos contenidos en un sujetador blanco de encaje. Introduje mi mano en la copa y pude sacarle el izquierdo.
Qué diferente y voluptuoso me pareció comparándolo con los de mis amigas. Se lo acaricié con la mano y pronto estuve besándoselo, para terminar mamando de su tieso pezón. Al sentir mis labios en su pecho gimió más intensamente, sin dejar de besarme por donde podía, su mano buscó mi verga, la encontró tiesa, por encima del pantalón me la apretó con fuerza al tiempo que se contraía y gemía con más profundidad. Puse mi mano en su pubis y apreté con fuerza su monte de Venus por encima de la falda. Tuvo un orgasmo largo e intenso con sus muslos apretados.
No dejé de besarla ni acariciarla mientras se corría. Sólo cuando su tensión se relajó y ella apartó su mano de mi verga, decidí cambiar de postura. Me arrodillé frente a sus piernas. Mamá comprendió mi idea, se tendió más en el sofá y abrió sus muslos, lo pudo hacer con facilidad pues llevaba una falda plisada. Me coloqué entre sus muslos abiertos, diciéndole:
—Mamá, te quiero y voy a darte todo lo que sea necesario para tu felicidad...
Ella me respondió, tapándose púdicamente el pecho:
—¡Estamos locos...! ¡Estamos locos...!
La besé con dulzura, me correspondió y pronto afloró su pasión de nuevo. Volvimos a los muerdos apasionados. Le saqué los dos pechos del sujetador y mientras mamaba uno no dejaba de titilar el otro pezón con las ...
... yemas de mis dedos. Me sorprendió la rapidez con que se excitaba de nuevo. Levante sus muslos y pude apretar mi verga contra su vulva. Busqué sus labios, me aceptó casi con ferocidad, llevó mis manos a mis caderas y cerró sus piernas tras de ellas. De esta forma alcanzó su segundo orgasmo.
Esperé a que se recuperará. Me erguí, sin separar nuestras ingles y me deleité contemplándola, a pesar de tener los ojos cerrados. Su rostro estaba totalmente relajado, sus mejillas sonrosadas y de sus labios había desaparecido la expresión negativa que mostraba al principio de la mañana. Se la veía feliz y satisfecha.
Cuando abrió los ojos pude ver la expresión de felicidad en su rostro, se tapó los pechos con la blusa y riendo me dijo:
—¡Dame un beso, cariño...!
Se lo di y terminé diciéndole:
—Haremos lo que tú quieras, cuando tú lo consideres paramos...
—¡Esta bien! ¡Pero sigue besándome, mi vida...! -me respondió ella.
—¿Puedo quitarte esto? Estarás más cómoda -le pregunté llevando mis manos a su cintura y cogiendo la faja por sus caderas.
—Claro que puedes... -me respondió con timidez
Se incorporó sobre sus piernas, levantando su grupa y pude quitarle la faja. Me sorprendió que, nada más salir la faja de su trasero, mamá se bajase la falda hasta medio muslo ocultando su entrepierna. Decidí jugármela, me quité los pantalones quedándome sólo con el slip, donde se marcaba totalmente mi erección.
Entonces me dijo:
—Quítate eso y ponte cómodo... - susurrando, ...