Novio en estado de coma -2
Fecha: 28/03/2020,
Categorías:
Sexo Oral
Autor: angel18, Fuente: CuentoRelatos
Mis oídos ya hace rato que no pueden creer las palabras que brotan de los labios de Liz. Por momentos me pongo a pensar que quizás todo esto sea una gran pesadilla, un maligno y prolongado sueño provocado por el coma… O quizás… O quizás esté muerto… y mi cabeza siga trabajando e inventando cosas, tal vez dando forma a mis peores temores… Pero por otro lado siento que es todo tan real: la voz de Liz, la entonación de las palabras, los movimientos que los sonidos permiten deducir… Por lo pronto él avanza hacia ella: eso está bastante claro; los pasos son lentos y pausados pero a la vez firmes y decididos. El lobo va hacia su presa, la cual se entrega mansa y plácidamente a su influjo…
Ahora escucho sus bocas besarse: también está claro; hay sonidos como de succión y reconozco auditivamente la forma en que Liz besa aun cuando, debo decir, se le detecta ahora un cariz que demuestra mucho más apasionamiento que otras veces. Hay un beso largo, prolongado, hasta que finalmente sus bocas se separan: se vuelven a besar un par de veces más pero más corto. Ahora sí, sus bocas parecen separarse definitivamente o, al menos para dar lugar al momento en que van a pasar a otro tipo de acción.
Inconfundible llega a mis oídos el sonido de la hebilla de un cinturón; lo primero que puedo suponer es que él está soltándolo para bajar su pantalón.
“Hmmmm… – dice él –. Se te nota un poco ansiosa por bajármelo…”
O sea: me equivoqué; es ella por cuenta propia quien lo está haciendo. No ...
... responde ni agrega una palabra, sin embargo, a lo que él ha dicho, sino que aparentemente sus dedos siguen aplicados a la tarea de soltarle el cinturón; a juzgar por lo que se oye, sus movimientos parecieran hacerse cada vez más nerviosos: había comenzado delicadamente pero se advierte que al haber encontrado alguna dificultad para soltar el cinturón, ahora lo hace con menos cuidado y con marcada ansiedad. Cuando finalmente lo logra, se escucha el deslizarse del pantalón hacia abajo, posiblemente también el calzoncillo… La respiración de Liz se ha vuelto entrecortada, nerviosa, algo jadeante…
“Hmmmmm… – suelta él visiblemente excitado – Sssssí, assssí…. Cometela toda, ¡toda!!!”
Ahora sí puedo oír perfectamente que ella succiona… Se la está mamando… lo que nunca quiso hacer conmigo porque decía que era una práctica que le daba asco…
“Hmmmm… – continúa él, pues su voz es la única que se escucha; de parte de Liz sólo salen sonidos guturales y onomatopéyicos -. Qué buena lengüita que tenés… así, así… Lameme bien la cabecita… así, así... hmmm… qué bien que lo hacés. Sos una putita…”
Esto debería ser el final. A Liz no le gusta el lenguaje guarro y menos cuando es peyorativo hacia la mujer… Sin embargo, me quedo aguardando una reacción o una negativa de su parte… pero nada; al contrario, parece como si la succión se volviera más frenética aun, como si el epíteto que el médico le había lanzado le diera nuevos bríos en lugar de ahuyentarla… Sinceramente… no puedo creerlo… ...