1. Historia del chip 022 - Espejo - Daphne 008


    Fecha: 24/09/2017, Categorías: Incesto Autor: chopin, Fuente: CuentoRelatos

    ... algo incómodo y Daphne busca un método más práctico. Se sienta en la mesa y ambos la siguen. Diez minutos más tarde acaban. Daphne además de tener los pechos doloridos y los pezones irritados, está excitada. No resultaba difícil de verlo entre sus piernas. Más bien lo difícil hubiera sido no verlo.
    
    Jennifer le da un beso para que saborease un poco de su propia leche. Le supo a gloria, aunque notó el sabor a esperma en su boca. Le cuchicheó: “Estoy cachonda.” Jennifer le acaricia el ombligo y devuelve el cuchicheo: “Así me gusta.”
    
    Renoir ya está en la cocina preparándose el desayuno, como si todos los días le trajesen a casa una futura modelo desnuda y con leche rebosando de las tetas. Las tripas de Daphne rugen al sentir el olor del aceite frito. Quince minutos más tarde ya están en la zodiac, que resulta ser sólo el medio del transporte hasta un embarcadero, dónde hay un precioso velero.
    
    Renoir sube primero, Daphne después y Jennifer al final. H4 es consciente del espectáculo que está dando en la escalerilla. Tanto Renoir al esperarla arriba como Jennifer desde abajo tienen oportunidad de examinarla con precisión. Daphne quiere follar de inmediato. Y difícilmente puede atribuirlo al perfume.
    
    Mientras Renoir prepara las velas, Daphne le volvió a cuchichear a A1: “Necesito follar.”
    
    Jennifer asiente. Casi siempre le dice que sí. Busca un rincón discreto y le dijo a H4: “Un rápido de un minuto.”
    
    Daphne, aliviada, la besa mientras lleva las manos a su nuca y ...
    ... abre las piernas. Jennifer acaricia los pezones, un somero roce. Amasa los pechos sin miramientos aún a sabiendas de que están sensibles del ordeño. Aprieta las nalgas duras de Daphne y, sin miramientos, introduce su dedo corazón en la grieta predispuesta de su ahora nada timorata amante. Espera a recibir una señal de agradecimiento que consiste en contraer un par de veces, como si un pene estuviera ahí. Jennifer termina acariciando los labios húmedos y tironeando el clítoris. Y un último beso.
    
    —Siempre termina siendo más de un minuto. Debemos mejorarlo— protesta Jennifer en tono molesto. Daphne se quedaba a cien y casi peor después de un ‘rápido’. Pero no podía evitarlo. Lo habían hecho centenares de veces. Era eso o el lento. Que debía durar más de una hora. Jennifer no quería términos medios.
    
    —Vamos a ayudar a Renoir— le dijo Jennifer. Le golpea la nalga para animarla a moverse. Daphne sabe que su excitación no pasaría desapercibida. Y que a Jennifer no le gustaba que la ocultase. Debía sentir orgullosa de estar desnuda, de ser expuesta y de ser excitada como un animal. Nada de sentimientos recatados o modestos.
    
    Renoir las conmina a moverse y trabajar un poco. Daphne se obliga a dejar de pensar en su vagina hambrienta y sus pezones doloridos. Los movimientos en un barco de vela resultaban bastante indecorosos, aunque al final se siente orgullosa. Las velas desplegadas y salen de la bahía.
    
    En alta mar, dejan el barco al pairo y se bañan, pero Jennifer o Renoir se ...
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