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Aquel verano en Asturias
Fecha: 06/04/2020, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
No logro recordar el año pero sí la estación. Era verano, uno muy caluroso; de esos en los que la piel se te impregna de un sudor constante. Mi familia entera había decidido hacer un viaje a Asturias para escapar el calor insoportable de la España más profunda. Todo resultó en vano ya que incluso en el norte el calor resultaba inaguantable. Durante el viaje, vimos lo imprescindible de la región de la sidra: Covadonga, Oviedo, Picos de Europa... No obstante, el cuarto día decidimos visitar un pueblo costero, al borde del Cantábrico, para poder ponernos ciegos de marisco y sidra. El restaurante estaba al borde del mar y gozaba de unas vistas perfectas al horizonte atlántico. Estábamos sentados en una gran mesa cuando de repente lo vi. Era él. Salió vestido con el típico atuendo de camarero: una camisa blanca y unos pantalones negros. La camisa era corta de mangas por lo que pude observar sus brazos anchos y sus manos fuertes. Su pelo era de un rubio tímido, muy corto y con algo de punta. Rondaría los diecinueve o veinte años mientras que yo todavía estaba en mis dieciséis. Estuve toda la comida observándole. La forma en la que escanciaba la sidra: aquel líquido cayendo y tentando su torso. De vez en cuando, cuando se ponía de perfil, podía observar los huecos que formaban los botones en su camisa y veía parte de sus pectorales y sus abdominales. Nadie podía darse cuenta de lo excitado que estaba viendo a aquel tipo. De vez en cuando tomaba alguna foto de su rostro sin ...
... que nadie se percatara. Una vez terminamos la comida, abandonamos el pueblo y yo sentía que el deseo desaparecía y que dejaba en aquel lugar la única gran pasión que había sentido. El viaje a Asturias acabó y el verano pasó y los años también hasta que cumplí los dieciocho. Incluso tras haber pasado dos, seguía sin poder olvidar a aquel camarero que me había hecho sentir un deseo inigualable. Por tanto, decidí volver otra vez a aquel pueblo de Asturias sólo para revivir ese sueño erótico. Estuve muchas horas conduciendo y, en el fondo, sabía que era imposible que encontrase a aquel camarero. De todas formas, mi empeño era decisivo y nada podía hacerme volver. Una vez llegué al pueblo, vi la terraza del restaurante vacía y supuse que todavía era demasiado pronto para comer pero aún así me acerqué y entré. "¿Desea algo?" una voz me cortó el paso. Me giré y vi a un hombre mayor al que recordaba vagamente. Era el dueño del bar. "Yo..." No sabía que decir. "Estaba buscando un trabajo" Las palabras salieron de mi boca como si fueran ajenas. "¿Un trabajo?" preguntó. "Sí, tenía la esperanza de que me dejasen trabajar sólo por este verano ya que voy a quedarme aquí dos meses" mentí. "Bueno, ahora que lo mencionas, igual si que necesito una ayuda temporal porque solamente dispongo de dos camareros" declaró. "Puedes venir mañana" sentenció. Fui a la mañana siguiente y, de nuevo, la terraza estaba vacía. Entré dentro y entonces le vi. Al principio estaba de espaldas mostrándome ...