1. Aquel verano en Asturias


    Fecha: 06/04/2020, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... su culo y su tonificada espalda pero cuando se giró le reconocí en seguida. No había cambiado nada. "Tú debes de ser el nuevo ¿no?" preguntó. Evidentemente, él no se acordaba de mi. "Ese soy yo" Las palabras tardaron en salir. "Bueno, Raúl me ha dicho que estos primeros días estarás de prueba y que después ya veremos" dijo.
    
    Los próximos días, él me estuvo enseñando a escanciar, a servir los platos, a tomar pedidos y a hacer lo que cualquier camarero debe hacer. Yo sólo sentía ganas de follar con él y de sentirlo dentro de mi pero el momento aún no había llegado.
    
    Tras una semana, se celebraba una fiesta nocturna en la playa y el restaurante tuvo que abrir por la noche. Todos estábamos ocupadísimos, yendo de aquí para allá con platos y bandejas. La cosa es que a medida que avanzaba la noche, él empezó a mezclar fiesta con trabajo y de vez en cuando se metía alguna sidra hasta acabar bebiendo de la botella. Acabó muy borracho y Raúl me pidió que le llevase a su casa que estaba a unos pocos kilómetros del pueblo. Mientras conducía, él no paraba de desvariar sobre que no nos podíamos ir de la fiesta porque estaba siendo un éxito y no sé que más. Una vez llegamos, abrí la puerta de su apartamento y el me dijo que tenía que ir al baño a potar.
    
    Yo estuve mirando sus fotos. Nada especial: él con sus amigos, él con sus padres, él en Mallorca... De repente, en la penumbra de la habitación oí su voz: "¿Qué haces?". No me dió tiempo a responder ya que se abalanzó sobre mi y ...
    ... me empotró contra la pared. En ese momento yo sentí miedo pero noté que él empezaba a suspirar fuerte y a besarme el cuello. Él me lamía la cara con fuerza y gemía como un perro asustado. Su vulnerabilidad me excitaba y empecé a devolverle los besos. Acto seguido, comencé a desabrochar los botones de su camisa y arranqué su camisa, desvelando su torso perfecto. Le lamía los pectorales, el vientre, el ombligo... Todo hasta llegar a aquellos pantalones que enseñaban la forma de un tronco enorme. Él me cogió la cara con las manos y me la apretó contra su duro pene. Con la boca, desabroché su cremallera e hice que los pantalones cayesen. Yo estaba plantado ante unos calzoncillos que explotaron y me mostraron una verga grandiosa y que olía a sudor de hombre y de sexo. Comencé a lamer la punta hasta introducirme toda en la boca y chupar como un frenético. Él gemía y me paró para coger con sus brazos y bajarme los pantalones. Sin siquiera dilatar, me metió su polla en el ano mientras me envolvía el cuerpo con sus brazos fuertes. Yo le cogía del cuello mientras me envestía con fuerza. LLegamos a la cama, nuestros cuerpos totalmente desnudos, pegados el uno al otro, fundiéndose. Yo aparté mi culo y puse mi cara en la punta de su rabo para que me duchase con aquella leche asturiana que tanto había deseado. La sentía en mi cara, en mi boca, en mi torso, en las sábanas...
    
    A la mañana siguiente, me desperté envuelto en sus brazos, acurrucado junto a su cuerpo protector y fuerte. Cada ...