1. Castigada por desobediente


    Fecha: 07/04/2020, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: Dulce Fuego, Fuente: CuentoRelatos

    ... después, casi le agradecí que no fuera así, pues cuando puse el alargado instrumento en sus manos, mi verdugo procedió a colocarlo sobre mis hombros y atar mis muñecas, una a cada extremo del delgado tubo cromado, haciéndome lucir como si estuviera crucificada. -Ahora salgamos- Agregó el profesor guardándose mi tanga en un bolsillo de su pantalón.
    
    No puedo expresar con palabras la cara de estupefacción que puso Arturo cuando nos vió salir del cuarto. Yo precedía al profesor llevando los brazos bien extendidos y atados por las muñecas al tubo que descansaba sobre mis hombros y con la cara marcada por las líneas negras de maquillaje que mis lágrimas habían dejado a su paso. Me sentí invadida por un sentimiento de humillación al presentarme así frente a mi compañero de clases y bajé la mirada. El profesor, salió detrás de mi y me obligó a avanzar empujándome por la cintura. Arturo no podía mover si quiera un músculo, estaba sentado a la mesa, con la hoja de su cuestionario entre las manos, mirándome con los ojos y la boca muy abiertos. Cuando el profesor y yo llegamos a la mesa, él se sentó, me dejó de pie a su lado y metió su mano bajo la falda de mi vestido para darme unos fuertes pelliscos en la vulva, luego le pidió a Arturo leer las dos preguntas de la hoja en voz alta. Mi compañero, con voz temblorosa comenzó a leer -Mencione usted ¿cuántas veces se ha masturbado pensando en su compañera Dulce? y pregunta dos: Si tuviera la posibilidad de elegir ¿En qué parte del ...
    ... cuerpo de la señorita Dulce preferiría usted eyacular?- Cuando Arturo terminó de leer, estaba tan colorado que parecía que comenzaría a salirle humo por las orejas en cualquier momento, pero en su rostro de semi idiota se dibujó una tímida sonrisa y volteó a verme a la cara, pero yo no pude sostenerle la mirada, ni tampoco podía dejar de tener el presentimiento de lo que pasaría luego de escuchar esas lascivas preguntas. Entonces la voz del profesor rompió el silencio -Dos cuestiones sumamente fáciles de responder para usted, joven Arturo. Ilumínenos con sus respuestas-. Dijo el profesor mientras se sacaba mis bragas del bolsillo para comenzar a juguetear con ellas y olfatearlas alternativamente. Arturo se armó de valor y respondió -No llevo la cuenta, profesor, pero supongo que me he masturbado pensando en Dulce más de diez veces, jeje... Y bueno... de la otra pregunta, pues... Ejem... no se, supongo que le dejaría elegir a ella-. El profesor profirió una sonora carcajada al escuchar las respuestas estúpidas de mi estúpido compañero y luego agregó -Oh, no señor, ella no es digna de elegir nada, ella va a hacer todo lo que yo le diga- Y me dió una fuerte nalgada que me hizo dar dos pasitos para recuperar el equilibrio. -Puedo decirle que la señorita aquí presente es dueña de un culito irremediablemente mordelón, seguro que a usted lo ordeñaría en menos de un minuto. Dígame, joven ¿Le gustaría eyacular dentro del culo de Dulce?- Y al ver que Arturo solo sonreía tontamente como ...
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