vivo con mi abuela en la pequeña villa - Relatos Eróticos

vivo con mi abuela en la pequeña villa

... orgullo se auto mantiene y por suerte le va bien, de su vida sexual no sabemos nada, ya nos vemos muy poco con los consuegros, hasta de la familia nos hemos separado. Entiendes porque te necesita a ti y no a mi. Claro. A la capital me conviene ir en tren es mas rapido y no tengo que soportar el endiablado transito, viajo y visito a mi madre, recién había cerrado el negocio y llegaba su casa, nos besamos, y preguntamos sobre la salud y las novedades, sobre todo de mi nuevo trabajo y de mi relación con la abuela, a la que considera una dama antigua dentro de este mundo moderno, le digo el pueblo sigue ese ritmo del siglo pasado, entonces se sentirá a sus anchas, hay resquemores no resueltos evidentemente. Le digo vamos a almorzar a algún lado, bueno vamos y salimos. Mi madre es bajita y rellenita 1,55, supongo 80 no se nota cintura alguna y unos 90 de caderas, Rubia teñida pelo a los hombros vestida muy sencillo zapatos sin tacos y piernas graciosas si medias, lleva bien sus casi 50 años quizá represente un poco mas. Es la antítesis de su madre. Hablamos de mil cosas la mayoría triviales, note que yo había perdido mi ritmo citadino y todo me parecia muy acelerado hasta su forma de hablar. Regresamos a su casa y le digo que hotel cercano me recomiendas, este, pero mama tu tendras tu vida tus compromisos, hijo que dices, que vida, que compromiso, te quedas solo dos días y crees que haría otra cosa mas que estar juntos, gracias y la beso en frente, tan bajita. Hijo vivo sola, ...

... despues de tu padre no hubo otro hombre, ni lo habrá, no por fidelidad a quien no lo merece sino porque tu madre, hace rato que dejo de ser mujer. No digas eso eres joven y linda, esa es tu imagen que otra cosas puedes ver en tu propia madre, pero piensas si no me conocieras y pasara por tu lado, te percatarias, te volverias para ver mi trasero, me dirias un piropo o alguna grosería, piénsalo y te daras cuenta que la mujer ya no esta. La abracé con fuerza, tanta que dice hijo por favor me haces daño. Su angustia es muy profunda se siente tan frustada que ya lo asume como irreversible, pobre. Bueno acomoda tus cosas y tomemos algo rico. Mami vamos a pasear, llévame donde te guste, no quería que estuviese encerrada. Bueno vamos, no se cambia ni se pinta ni va al baño, acostumbrado a la abuela esto es muy distinto. Paseamos por fin vi su sonrisa fuimos a un parque de diversiones, como gritaba en los juegos, estaba realmente cambiada. Tomamos un refresco y me dice la ultima vez que estuve aquí fue contigo, claro esta cambiado, recuerda tenias ocho años y era tan feliz, a si era aquí, no lo podia creer, pero había un circo, si y allí estuvimos, bueno ya no esta. Ya se hace de noche volvamos, no mama, no volvamos vamos a comer algo, bueno se me antoja pizza, que opinas: bueno, con cerveza, no con gaseosa, mama, tienes miedo de ponerte en pedo y que tu hijo te viole, se rie. No tengo miedo, mi hijo nunca me haría eso. Tomamos cerveza y regresamos ella estaba cambiada su semblante era ...