1. Noche vieja también buena, buena


    Fecha: 10/04/2020, Categorías: Gays Autor: RAL80, Fuente: CuentoRelatos

    Por decisión familiar unánime noche vieja también se celebraría en casa de mi cuñada, bueno, lo habían decidido las mujeres pero ya sabéis. A mi no me hacia mucha gracia por lo sucedido en noche buena con mi cuñada, y quien leyera mi relato anterior sabe de que hablo, pero habiéndose ido mis padres fuera a pasar el fin de año no me quedaba otra opción.
    
    A eso de las 10:00 Rosa me dijo que íbamos a recoger a sus padres y comeríamos todos donde su hermana, por eso de echar una mano. A las 11:00 empezó la trifulca madre e hija porque mi suegro se había ido de vinos y mi suegra, que nadie la había avisado, ya tenía la comida hecha. Finalmente y con buen cabreo, Rosa decidió que nos íbamos nosotros a comer donde su hermana, y que por la tarde recogeríamos a sus padres.
    
    Llegados a casa de mi cuñada fui testigo de dos hechos sin precedentes, uno mi cuñada con delantal y dos nos dio dos besos al llegar y a mi de regalo me acaricio el paquete.
    
    Cómo era habitual el calor era insoportable así que me quité el jersey y tomé asiento en la cocina y atónito miré a mi cuñada por detrás. Debajo del delantal llevaba una camisetina rosa y unas mallas negras muy apretadas, mucho mucho. Al agacharse se apreciaba con perfección su zona íntima y de no ser por que asomaba la goma del tanga por encima de la cintura, hubiese jurado que no llevaba ropa interior. En la cocina una y otra vez se agachaba a por algo de los armarios, cuando fui al salón fue en busca del gato y se agachó para ...
    ... acariciarlo, incluso cuando fui al baño entro delante y se agachó para coger una toalla y cambiar la del lavabo. Pero lo malo es que cada vez que se agachaba me miraba de reojo y con sonrisa pícara.
    
    En un último intento de huir de ella me fui al último reducto que en aquella casa me quedaba, una terraza cerrada que era el único sitio en el que se me permita fumar, pero dos minutos después allí estaba ella, ya sin delantal, me pidió un cigarro alegando que había vuelto al vicio, y al encenderlo y aspirar la primera calada se estiró para exhalarla dando un perfecto "do de pecho" lo que yo creía que era una camisetina rosa era un sujetador deportivo y muy ajustado y al contraste de temperatura de salir a la terraza se le pusieron los pezones como escarpias. Las mallas estaban tan apretadas que por encima de la entrepierna se apreciaba el relieve de un corazón bordado en el tanga y al estar las fibras de las mallas tan estiradas se veían puntitos rojos en la forma del bordado. Ella, en lugar de darme las gracias por el cigarro, se sentó en mis rodillas y me abrazó aplastando sus tetas contra mí cara pero de buenas a primeras apareció por allí el gato. Se agachó para acariciarlo y yo no pude evitar el estirar mi mano hasta alcanzar aquel culo tan rico y que como sabía de noche buena estaba muy prieto, al notarla relajada fui bajando mi mano hasta meter mi dedo corazón por el hueco de entre sus muslos y deslizarlo adelante y atrás. El gato quería marchar pero ella lo sujetaba como ...
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